● Título: La nieta del señor Linh
● Título original: La petite fille de monsieur Linh
● Autor: Philippe Claudel
● Publicación: Marzo 2006
● Editorial: Salamandra
● Páginas: 126
● Precio: 12’50 € (Bolsillo: 6 €)
Una fría mañana de noviembre, tras un penoso viaje en barco, un anciano desembarca en un país que podría ser Francia, donde no conoce a nadie y cuya lengua ignora. El señor Linh huye de una guerra que ha acabado con su familia y destrozado su aldea. La guerra le ha robado todo menos a su nieta, un bebé llamado Sang Diu, que en su idioma significa «Mañana dulce», una niña tranquila que duerme siempre que el abuelo tararee su nana, la melodía que han cantado durante generaciones las mujeres de la familia.
Hoy me apetece hablaros de La nieta del señor Linh. Confieso que, de haberme cruzado con este libro en la librería o en la biblioteca, lo más seguro es que lo hubiese devuelto a su estantería sin siquiera considerar llevármelo a casa (craso error). Pero mi antiguo profesor de literatura me lo recomendó, me dijo que me gustaría, y me prestó su ejemplar: queridos devoradores, os aseguro que acertó.
Esta corta novela (no llega a 130 páginas) nos cuenta una historia dramática sobre un hombre que lo ha perdido todo por culpa de la guerra, salvo a su nieta. No pienso entrar en detalles sobre el argumento y, si me lo permitís, os recomiendo que no leáis la contraportada, pues desvela demasiado para mi gusto. Y no es que haya mucho que desvelar, pues no es la trama lo que destaca (la acción brilla por su ausencia, aunque debo decir que el final me pareció muy bueno e inesperado), sino su trasfondo, los sentimientos que esconden sus páginas. Se trata de una de esas novelas sencillas llenas de humanidad que resultan entrañables a la par que crudas, que nos hacen reflexionar, que calan en el lector poco a poco y nos crean un nudo en la garganta a medida que avanzamos en su lectura.
He disfrutado mucho con esta joyita y os la recomiendo, pero dejadme ser clara: adentraos en sus páginas sabiendo qué encontraréis, no esperéis una trama adictiva ni nada por el estilo, porque quedaréis decepcionados (y posiblemente os aburrirá). Es una preciosa historia agridulce, muy humana e intensa, que se deja leer con facilidad y emociona al lector, pero hay que tomársela con calma; hay que saborearla.
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