La nieta del señor Linh (Philippe Claudel)

Publicado el 13 marzo 2015 por Elpajaroverde
En 2011 sale a la venta "Argán", noveno disco de estudio de la banda de rock española 'Revolver' encabezada por Carlos Goñi. Es un trabajo muy especial dentro de su discografía, un proyecto de cuatro años en el que el grupo fusiona su habitual música rock con ritmos africanos. Grabado en Marrakech, cuenta también con la colaboración de músicos marroquís e incluso incluye versiones de algunas de las canciones con parte de los textos adaptados al árabe. Mi canción favorita del album es "Manos arriba", y hay una estrofa en particular que me conmueve especialmente y que mientras leía "La nieta del señor Linh" ha venido a mi memoria:
"El que es extranjero un día
extranjero es para siempre
porque al volver a su calle
su calle siguió sin él.
Y murieron sus olores
y nacieron otros nuevos
raros para sus adentros
y extraños a su piel."

Portada de La nieta del señor Linh

No viene de Marruecos el señor Linh y es otro azul, que diría la canción, el que cruzó, pero estoy segura de que el sentimiento de desarraigo que experimenta es el mismo que el de Camo, quien nos cuenta su historia, que es la misma de tantos otros, en esta canción. El señor Linh desembarca en un país que bien podría ser Francia. Huye de la guerra. Deja atrás su aldea de donde nunca había salido. Llega con una pequeña maleta que contiene un saquito con un puñado de tierra y una vieja fotografía, y con un bebé en brazos. Es la pequeña Sang Diu, 'Mañana dulce' en su idioma, su nieta. Es la única familia que le queda. Es la razón por la que se encuentra ahí, en un país extranjero cuya lengua ni siquiera conoce y en el que todo le resulta extraño. Lo primero que el señor Linh detecta es que se halla en un país sin olor.
¡Ay, pajaritos, que tendrá el sentido del olfato que tanto nos ancla, que tan íntimamente permanece unido a nuestros recuerdos y nos devuelve a ellos benévolamente en ocasiones y otras veces sin piedad! No reconoce ningún olor el señor Linh en su nuevo destino, y es esa ausencia lo que más añora, lo que más le desconcierta, lo que más le sume en la tristeza. Comparte residencia en un piso de acogida con dos jóvenes familias de su misma nacionalidad. Estas lo toleran tan sólo por el respeto a los mayores inculcado por su cultura, pero en realidad lo tratan como a un viejo loco. La ciudad lo asusta y más aún la idea de pisar sus calles, pero sabe que su nieta necesita tomar el aire y por ella, aunque temeroso, se decide a salir al exterior. Apenas da vueltas en círculo alrededor de la manzana, tal es el miedo a cruzar la calle y atravesar ese mar embravecido cuyas olas son artefactos mecánicos de cuatro ruedas. Cuando se cansa se sienta en un banco frente a un parque. Al poco tiempo un hombre se siente a su lado. El señor Linh aún no lo sabe, pero esa será la primera de las muchas citas que tendrá con el que será su primer y único amigo en su nuevo hogar.

Onion soup. Fotografía de Lablasco vegmenu

Seremos testigos de excepción de la entrañable relación que se establece entre estos dos hombres. Philippe Claudel nos presenta una amistad improbable pero convincente y creíble entre estos dos solitarios. El señor Bark, este es el nombre del compañero de banco del señor Linh, es un hombre de complexión robusta que ha enviudado recientemente. Echa de menos las largas conversaciones con su mujer y se descubre sin darse cuenta hablándole a ese tímido anciano que sostiene con delicadeza a su preciosa muñequita sobre sus rodillas. El señor Linh no puede evitar al principio manifestar su turbación, pero poco a poco se va relajando y se siente cada vez más cómodo junto al señor Bark. Crea con acierto y exquisita sensibilidad el escritor francés un idioma propio para estos dos personajes. Carece de importancia que uno no entienda las palabras del otro y viceversa. La fuerza de su lenguaje está en la entonación y la intención, el poder en los silencios y las pausas, y el significado en los gestos y miradas. El señor Linh empieza a esperar con alegría el momento del día en que se reúne con el señor Bark. La ciudad no le parece un lugar tan ajeno y desolador en su compañía. Tal vez sea porque ha empezado a identificar olores y asociarlos. Tal vez sea porque la verdadera patria está donde se encuentran las personas a las que amamos. Todo lo que tiene el señor Linh es su nieta y su nuevo amigo, y ambos se encuentran en esa ciudad.
"Gracias al señor Bark, el nuevo país tiene un rostro, una forma de andar, un peso, un cansancio y una sonrisa, y también un olor, el del humo de los cigarrillos. Sin saberlo, el hombre gordo le ha dado todo eso."

Cigar. Fotografía de Renato Lombardero

El piso de acogida cierra y el señor Linh es enviado a un asilo. No tiene tiempo de avisar al señor Bark, ni siquiera sabe adónde lo llevan. Se siente angustiado y desorientado en ese lugar en el que sus habitantes no se hablan ni se miran a los ojos. Un día reúne las fuerzas y el coraje necesarios para coger a su nieta, escaparse del triste edificio y adentrarse en la desconocida ciudad en busca de su amigo. Y a partir de aquí, y para ser honesta, pajaritos, he de apuntar que tal vez, sólo tal vez, se me empieza a desinflar un poco, y sólo un poco, la excelente lectura que llevaba hasta ese momento.
"La nieta del señor Linh" es una delicia de lectura. Es una maravillosa fábula sobre la identidad, el desarraigo, el sentido de pertenencia y la soledad. Con una prosa fresca y sin artificios que apela a sentimientos y sentidos, su autor construye una bella historia sobre la amistad y también sobre la negativa a renunciar. El señor Linh cuida con mimo a su nieta y cruza mares hacia lo desconocido por ofrecerle un futuro. Se aferra a ese propósito con todas sus fuerzas para sobrevivir. De la misma manera emprende una lucha titánica para reencontrarse con su amigo, para recuperar lo poquito conseguido cuando lo creía todo perdido. Es un libro que conmueve y que atrapa. El escritor galo consigue introducirnos en esa burbuja en la que vive este entrañable anciano, y nos quedamos en ella con miedo de explotar sus precarios bordes y exponerle a un mundo que no comprende ni le entiende y en el que todo camina a un ritmo que el ya no puede seguir. Es una novela sencilla, de fácil lectura, pero con una dimensión enorme que cobra aún si cabe mayor envergadura con su sobresaliente revelación final.
Con extrema delicadeza, casi sin saber qué hacer con ella. Con manos torpes pero bondadosas. Con tiento y con mimo. Así se comporta el señor Linh con la apacible Sang Diu, con verdadera veneración. Y así es como he tomado yo en mis manos este libro mientras lo he leído. He pasado sus hojas con sumo cuidado y a pesar de que apenas supera el centenar de páginas he querido leerlo despacio, saboreando cada frase, asimilando cada párrafo. Qué menos para este regalo que nos hace Philippe Claudel, qué menos para cuidar de esta joyita que es esta pequeña gran novela. Una inolvidable lectura para atesorar en mi memoria y que estoy segura, que al igual que la canción que os citaba al principio de esta entrada, volverá a mí una y otra vez.

Vestido de Muñeca. Fotografía de alfonsobenayas


Ficha del libro:
Título: La nieta del señor Linh
Autor: Philippe Claudel
Editorial: Salamandra
Año de publicación: 2006
Nº de páginas: 128

Primeras páginas


Os dejo el enlace a las primeras páginas de esta novela, y también un pequeño homenaje a todos los Camos y señores Linh del mundo que vagan con miradas tristes por las calles de nuestras ciudades. Se trata de la versión acustica de 'Manos arriba' de Revolver, canción de la que os hablaba al inicio de esta entrada.
Primeras páginas de "La nieta del señor Linh"
Versión acústica de 'Manos arriba' grabada durante las sesiones de grabación del album ARGAN, en Marrakech en Octubre de 2010.