Hazme un muñeco de nieve
O limpia el parking, me da igual
Ahora que ya no puedo ver
No sé muy bien cómo voy a llegar.
La menda lerenda, Una canción para cada ocasión.
Le estoy empezando a coger un poquito de tirria a este tiempo. Sí, ya lo sé, en Austria nieva mucho, pero de las tormentas de nieve no me había prevenido nadie, y ya llevo dos en lo que llevamos de mes. Y la tercera se avecina esta noche, cuando tenga que ir al trabajo. Qué bien.
La primera de ellas me pilló desprevenida. Yo en realidad ya estaba llegando a casa, y de repente empezó a soplar un viento siroco huracanado del sudoeste y ahí nos quedamos, a 30 kilómetros por hora. Por suerte iba un coche delante de mí y pude orientarme gracias a sus luces traseras, porque no se veían ni las marcas de la carretera, ni las señales ni mucho menos los arcenes. El invento me duró poco, ya que el susodicho tomó una salida y allí me vi yo, sola ante el peligro, buscando las marcas de las ruedas de los que habían pasado poco antes por allí. Y así, muy despacio, llegué a casa.
Anoche me sorprendió en la otra dirección. Al principio iba yo muy feliz de la vida porque apenas nevaba, y de repente, al llegar a la autopista, cuando estaba acelerando... mi gozo en un pozo. Tormenta de nieve. Y peor que la otra, diría yo. He conseguido orientarme rápido siguiendo a un camión que iba delante de mí, pero en mi afán persecutorio he acabado en el parking de una vía de servicio. Suerte que conozco el camino - por lo visto también a oscuras - y he podido volver a la vía principal. A partir de ahí ha sido bastante más sencillo: a continuación llegaba una carretera de tres carriles, que hoy se han convertido en cinco o seis, porque ahí se veían luces de coches por todas partes, y después... El túnel. Y, más allá, las luces anaranjadas del estadio del Red Bull, que le daban un ambiente apocalíptico al asunto, y de ahí al trabajo.
Si no para de nevar, esta noche volveré a tener una experiencia parecida. Deseadme suerte. Tal vez haga fotos.