Año: 2016ISBN: 978-84-666-6004-4Nº de páginas: 448
Ya he comentado en otras ocasiones que el periodo de la Segunda Guerra Mundial es uno de los que más me atraen a la hora de seleccionar mis lecturas, por lo que uno de los libros que más llamó mi atención en el catálogo de novedades de Ediciones B el pasado mes de octubre fue La niña alemana, de Armando Lucas Correa.
Armando Lucas Correa
El comienzo de "La niña alemana" nos traslada hasta el año 1939 en Berlín para conocer a Hannah Rosenthal, una niña perteneciente a una acomodada familia judía que, tras el ascenso de los nazis al poder, ha visto cómo su plácida vida se desmorona, pasando a ser despreciados y perseguidos, incluso por sus propios vecinos. Esta situación se vuelve cada vez más insostenible y a Hannah únicamente le queda una persona en la que confiar, su amigo Leo, un niño también judío con el que recorre las calles de Berlín mientras planean un futuro juntos. Tanto la familia de Hannah como la de Leo saben que la única salida es huir de Berlín y comenzar una nueva vida, por lo que tras barajar diversos destinos acabarán seleccionando la isla de Cuba y adquiriendo pasajes para embarcar en el Saint Louis, un transatlántico a bordo del que esperan poder alcanzar la seguridad y la tranquilidad de la que en su país ya no disfrutan, al igual que el resto de refugiados con los que compartirán viaje.Junto a esta historia y de forma paralela, La niña alemana presenta otra subtrama ubicada en el año 2014 y centrada en Anna Rosen, una niña residente en Nueva York cuyo padre falleció antes de que ella naciera, con lo que siempre ha vivido al lado de una madre que no es capaz de superar la pérdida de su esposo. Esto ha provocado que la niña no sepa demasiado del pasado de su padre, por lo que cuando reciban un paquete remitido por Hannah, una tía abuela a la que ella no conoce y que fue quien lo crió en La Habana, Anna y su madre tomarán la decisión de viajar a la isla para conocer a la anciana y descubrir a través de ella la historia familiar.Estos dos hilos argumentales son los que vamos a ir siguiendo a lo largo de los capítulos en los que se estructura la novela, en los cuales se va alternando una y otra historia aunque realmente la de Hannah tiene un peso mayor. Es por eso que de las cuatro grandes partes en las que se divide "La niña alemana", la segunda se centra únicamente en relatar lo acontecido con Hannah, mientras que las otras tres nos van moviendo entre diversos escenarios, indicándonos al principio de cada capítulo tanto la identidad de la protagonista como la fecha y ubicación en la que se va a situar la acción cuando así es necesario. Armando Lucas Correa escribe con un estilo conciso, claro y de fácil lectura, manteniendo en todo momento una narración en primera persona que corre a cargo de Hannah y de Anna respectivamente. No es una novela que tenga un ritmo intenso pero sí se lee con fluidez gracias al dinamismo que aporta la combinación de ambos hilos argumentales.La niña alemana es principalmente una novela de personajes, con independencia de que Armando Lucas Correa tome como punto de partida para la misma unos hechos reales. Este episodio histórico va a quedar como telón de fondo y será la situación de las personas que se vieron afectadas por el mismo la que el autor nos vaya mostrando a lo largo de las páginas, centrándose en Hannah, gran protagonista en este libro. Será a Hannah a quien acompañemos a lo largo del tiempo para descubrir lo que ha sido su vida, una vida a la que tendremos acceso desde una doble perspectiva pues la vamos a encontrar tanto en el pasado, siendo una niña, como en el relato del presente, convertida ya en anciana. Hannah es un personaje con voz propia, con una personalidad muy definida que gracias a la narración en primera persona llegaremos a conocer en profundidad. Nos va a permitir compartir con ella pensamientos, sentimientos y emociones, haciéndonos partícipes de cómo se siente en cada momento, de sus ideas y de la forma en la que va asumiendo la dramática situación en la que su familia se encuentra. No obstante, es un personaje que a mí me ha resultado distante y a pesar del sufrimiento que le rodea y de los trágicos hechos a los que tiene que enfrentarse, su relato no ha conseguido transmitirme esas emociones que son tan necesarias a la hora de implicarnos en una historia y compartir vivencias con los protagonistas.