En Villa del Prado sólo lucían las lámparas de aceite y los candiles. La niña permaneció toda la noche perdida. Podemos imaginar el disgusto de la gente del pueblo y el miedo; máxime teniendo en cuenta que los lobos y alimañas podían aparecer detrás de algún chaparro ó entre las jaras a la pobre niña en la oscuridad.
Pasaron las horas ...
Al día siguiente un grupo de personas partió del pueblo a buscar a la niña y ésta apareció felizmente. Naturalmente, a la niña se la hicieron muchas preguntas. ¿Has tenido miedo? ¿Has pasado frío? ¿Has visto algún lobo? ¿Cómo has dormido?...
La niña contó que no había pasado ni frío ni miedo porque una señora que iba por el monte la arropó con un manto y la durmió en sus rodillas.
Los vecinos pensarían si la niña estaba diciendo fantasías. ¿Que señora iba a estar paseando a esas horas por el monte?.
Al día siguiente, los padres de la niña bajaron con ella a la ermita de La Poveda para dar gracias a la Virgen por el feliz desenlace del suceso. Cuando la niña se situó frente al altar, miró a la Virgen de la Poveda y, cambiando el gesto de la cara, comenzó a decir a voces: "¡Esa! ¡Esa es la Señora que me cuidó cuando me perdí en el monte!"
J. Durán
La Historia de la niña que se perdió en el monte de Villa del Prado era conocida por nuestras abuelas y heredada y escuchada durante años en el pueblo. No se conoce con exactitud cuando pudo suceder ni cómo se llamaba la niña. Hay quien puede pensar "Es leyenda". Otros pensarán "Es un suceso milagroso de los que se narraban tantas veces en el pasado". Lo que quizá sorprenderá al lector es que ésta historia no es única. Al menos en su esencia. Quizá algunos lectores hayan incluso llegado hasta éste artículo siguiendo el caso de Rojales (Alicante) o el de Antonia Tamayo... Para el lector pradeño haremos un viaje a la inversa. Partamos desde el caso nuestro de Villa del Prado y dirijámonos hasta otros pueblos de España donde también se perdieron otras niñas... y también aparecieron sanas y salvas... y también una señora las cuidó por la noche. Cada caso es diferente y el último de ellos, tiene nombres, apellidos, fotografías y la propia voz de una mujer joven, que en 1979, con solo tres o cuatro añitos de edad, vivió lo mismo que la niña pradeña de nuestra original leyenda.
Caso de Rojales (Alicante):
El caso de la "Niña perdida de Rojales" es un galimatías de historias con varias versiones diferentes cada una de ellas; recopliadas en un buen libro titulado “Leyendas de la Vega Baja” de M. Carmen Serra y Juan Luís Román del Cerro. Una de las versiones habla de un caso sucedido el 24 de Junio de 1917 en que una niña llamada Teresa Juan fue intentada asesinar por un psicópata que la arrojó a un pozo y la lanzó piedras. Éste caso parece el más verídico, pues en él se menciona a Guardia Civil, Jueces, sentencias, médicos y otros personajes en una época no muy lejana para lo que suelen ser las leyendas. La historia dice que al ser recuperada la niña del pozo, contó que cuando su asesino la lanzaba piedras, una mujer la protegió tapándola con un delantal y las piedras rebotaban, salvándose de ésta manera. Considerándose milagrosa la salvación de la niña, ésta fue llevada a la iglesia, donde vio a la Virgen del Rosario y dijo "Ésa fue la señora que me salvó".
También en Rojales sucedió ántes que éste, otro caso, muy estudiado y divulgado, que incluso fue narrado en periódicos como "La Lectura Popular", de Orihuela. Sucedió el 18 de Enero de 1896 cuando la niña Encarnación Hernández se perdió y fue encontrada al dia siguiente en un lugar conocido como "El Barranco del Búho", Al ser hallada dijo no haber sufrido frios ni heladas, pues una señora la había cubierto con su delantal por la noche. Al ser llevada a la iglesia reconoció en éste caso a la Virgen del Carmen como su protectora. Siendo mayor la niña incluso compró una nueva imagen de la Virgen del Carmen para la iglesia de Rojales. Éste caso fue narrado en persona por la hija de Encarnación, Engracia, a los periodistas Javier Sierra y Jesús Callejo en 1997 y se encuentra recogido en el libro titulado "La España Extraña"
Caso de El Picazo (Cuenca):
El 31 de Diciembre de 1943, la niña Trinidad Collado Pastor salía por la tarde, anocheciendo, de su casa del manchego y blanco pueblo conquense de El Picazo para comprar pan para la cena de Nochevieja. Un fogonazo de luz la deslumbró y de repente apareció en un campo alejado unos tres kilómetros de la panadería y de su casa. Asustada, vio cerca de sí unas casillas de hortelanos y se metió dentro y decidió pasar la noche sin atraverse a salir. Durante su estancia en la casilla no tuvo ningún frío y vio a una mujer alta como con un vestido azul que la protegía. Al día siguiente, 1 de Enero de 1944, una voz misteriosa la dijo: "Salte al sol", y saliendo la niña de la casa, vio a un campesino llamado Ángel Preño, al que pidió ayuda; y éste la recogió en seguida llevándola al pueblo, donde todo el mundo se arremolinó en torno a Trinidad, la cual fue llevada a la Iglesia y allí la preguntaron si alguna de las imágenes que allí estaban correspondía a la señora que había visto por la noche. La niña finalmente señaló a la Virgen del Rosario, pero sin estar del todo convencida. La niña simplemente notó dentro de la casa una presencia protectora, tuvo la ropa seca y no notó frío pese a la nevada que había caído. Éste caso fue contado en 1997 en persona por la propia Trinidad Collado para el libro "La España Extraña".
Caso de Antonia Tamayo; Arroyo Sujayal (Albacete):
El 29 de Diciembre de 1979 la niña Antoñita Tamayo, de 4 años de edad, se perdió en un monte cercano a su pueblo. Inmediatamente los padres alertaron a la Guardia Civil, que con la ayuda de voluntarios del pueblo y perros la buscó durante tres días, hasta que la niña apareció sana y salva caminando por entre los árboles, el 1 de Enero de 1980. Cuando fue llevada al hospital, Antoñita dijo: "Una señora muy guapa y rubia que llevaba un manto venía todas las noches y me daba de beber; no me decía nada, solo me daba de beber y me tapaba con su manto que me daba mucho calor". Durante su estancia en el hospital, la niña dijo que la mujer que se le apareció "se parecía al ángel" del belén que había puesto en el centro hospitalario. Hoy en dia Antonia recuerda estar en el monte, abrir los ojos, ver estrellas y echarse a llorar. Adoptó como "casa" el abrigo de dos viejos árboles: un Enebro y una Sabina, y pasó mucho frío, pero siempre acompañada de aquella mujer rubia que la protegio y alimentó. El caso de Antonia Tamayo fue narrado por revistas como "Hola","Semana" y otros muchos medios de comunicación. Actualmente ha participado en medios de comunicación narrando de nuevo su historia.
Antonia Tamayo en la actualidad, en el programa de TV de Iker Jiménez
Como hemos visto, la historia de la niña perdida que sucedió en Villa del Prado (A la que casi se suma el parecido caso del Pino Niño) es uno más de los muchos casos de "Señoras protectoras", que se han producido a lo largo de la geografía de España, y probablemente de otros lugares del mundo. En nuestro caso, la tradición asegura que fue la Virgen de La Poveda; en otros, otras advocaciones de la misma Virgen protectora que ayudó a éstas niñas perdidas en el monte, y en otros casos, quién sabe qué fue aquello que las protegió. ¿Qué unión hay entre todas éstas historias? La de lo sorprendente y casi mágico. Como hemos visto, no todas son leyendas, pues tienen nombres y apellidos reales, y la veracidad de algunos de éstos casos muy documentados, puede indicar la posible veracidad de otros menos documentados. Se repiten cada cierto tiempo y forman parte de los misterios que conectan éste mundo con ésa realidad paralela que nos visita de vez en cuando, sin que nos demos cuenta a veces.
Fuente:http://villadelprado.blogspot.com/2007/12/la-nia-perdida-en-el-monte.htmlMilenio 3 - La Aventura de la niña Antoñita Tamayo