Todo el sistema esta basado en que tengamos aquello que no nos podemos permitir, lo cual es un hilo muy fino que tiende a romperse y siempre por la parte más frágil. Para ello inventaron los prestamos y los pagos a plazos, y creo que no es necesario que os explique como funciona eso, pues seguro que casi todos tenéis uno, o dos, o vete tu a saber. Así que nos vemos envueltos en deudas y una falsa sensación de propiedad que nos conduce al terror cuando una crisis general como la que vivimos, o particular, porque todos estamos sujetos a etapas de mala racha, nos muestra sus garras. Pero es importante que la rueda del capitalismo no pare, y es imprescindible que todos deseen tener lo que en realidad no se pueden permitir, porque en caso contrario, el sistema, tal como lo conocemos seria inviable. El sistema seria totalmente diferente, pero estoy convencido que no seria un sistema peor. Y no hablo de comunismo, ni paparruchadas de esas, donde la propiedad no existe, al menos eso dicen, sino de tener aquello que podemos tener y no lo que quieren que tengamos.
En realidad, ¿para que queremos una vivienda sino para vivir en ella? Sea de nuestra propiedad o alquilada, la función de la vivienda siempre es la misma, y nosotros no realizamos una vida diferente por ello, salvo por la libertad que otorga el no tenerla en propiedad y regir tu vida por tus circunstancias y no por la prisión de una hipoteca a 35 años. Esto no es, ni muchos menos, una defensa del alquiler sobre la propiedad, porque en realidad la propiedad como he dicho antes, no existe, es tan sólo un concepto inventado por el hombre, donde se dispone de libertad de uso de un bien en vida, o mientras no te sea embargado. Así que tratar de comparar una cosa con la otra es imposible pues las dos a la larga vienen a ser lo mismo.
Por suerte he dado con una mujer que entiende y comparte esta forma de ver las cosas, porque en caso contrario la vida juntos habría sido imposible. Ya pasé por la experiencia de una hipoteca y la verdad es que me siento mucho más cómodo y libre con el alquiler. Fui listo, por una vez en mi vida, no hice caso a todos los que me aconsejaban que no lo hiciera y vendí mi única posesión por cuatro veces el valor que me costó, cuando en España los bancos regalaban el dinero. Ahora no tenemos ninguna posesión, pero tampoco ninguna carga, lo cual ayuda a que podamos vivir con la tranquilidad de que lo más que necesitamos es tener a nuestros hijos atendidos y contentos.
Al final y como digo en el título de la entrada, si lo pensamos un poco, la no propiedad nos hace libre, al menos a nosotros.