La no tan conocida primera unificación de la Península. De Recadero a Suintila

Por Manu Perez @revistadehisto

Cuando Recaredo murió en 601, su hijo Liuva heredó el trono con el nombre de Liuva II. Así, la prole de Leovigildo se convertía en la más longeva del reino visigodo al haber reinado padre, hijo y nieto sin interrupciones violentas. Esto no duraría mucho, ya que llevando nada más 18 meses de reinado, Witerico,  el mismo noble que había destapado ante Recaredo la conjura de Mérida lo depuso y se proclamó rey. Realmente Witerico tenía razones para hacerlo ya que la tradición visigoda exigía que el rey fuera elegido y, según ese principio, Liuva II era un usurpador.

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Imagen 1. Witerico, rey de los godos. Museo del Prado, Madrid. Fuente: Museo del Prado.

A pesar de que no tenemos más testimonios que la Historia de los Godos de San Isidoro y las cartas de un tal Bulgar, conde de la Narbonense en 610, parece que la Iglesia católica odió profundamente a Witerico y tuvo dificultades bajo su reinado; si bien el rey no optó por una vuelta al arrianismo. El conde Bulgar habla duramente de él, ya que al parecer le desterró, le hizo pasar penurias y le privó de muchos bienes.

Witerico luchó enérgicamente contra los romanos en el sur pero lo cierto es que sus avances fueron insignificantes, reconquistando únicamente Sagontia (Gisgonza) y gracias al apoyo de la población. En 607 buscó el matrimonio de su hija con el rey franco Teodorico II, rey de Borgoña, un matrimonio que se malogró, siendo devuelta la hija a España sin la dote que, por supuesto, pasó a formar parte del patrimonio de Teodorico. Witerico buscó la alianza con los reyes de Austrasia, Neustria y Lombardía para atacar al borgoñón y destruirlo pero la alianza fracasó y el rey godo quedó con una mano delante y otra detrás. A partir de aquí los visigodos escarmentaron y nunca más buscaron enlaces matrimoniales ultrapirenaicos. Witerico fue asesinado en 610 y según Bulgar, por la mano justiciera de Dios.

La no tan conocida primera unificación de la Península. Gundemaro.

De una carta del mencionado Bulgar se deduce que Gundemaro había sido gobernador de la Narbonense y, de la misma correspondencia entre el rey y el conde se deduce que a principios del siglo VII la Galia era un hervidero de pugnas y escaramuzas con los francos.

Imagen 2. Gundemaro, rey de los godos. Fuente: Wikipedia.

A diferencia de su predecesor, el rey mostró mucho interés por los asuntos de la Iglesia y bajo su reinado se celebró un concilio en Toledo en 610. El objetivo del concilio era debatir acerca de la primacía de Toledo como capital eclesiástica de la Carthaginense. La disputa se eternizó un poco, pero como Cartagena seguía estando en manos romanas, al final se declaró por los 15 obispos de la provincia que Toledo ostentaría la primacía metropolitana.

El rey combatió contra los vascones en 610 y en 611 se dice que asedió a los romanos pero con poco éxito. También hubo roces con los francos y el conde Bulgar llegó a capturar dos ciudades francas en respuesta al secuestro de dos embajadores visigodos, acto que reflejaba la vitalidad del ejército godo frente al franco. El rey falleció en Toledo en 612.

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La no tan conocida primera unificación de la Península. Sisebuto.

El reinado de Sisebuto fue longevo para lo que son los reyes godos, ya que gobernó desde 612 hasta 621. En el norte aplastó a los astures que se habían rebelado y también a los roccones, un pueblo que orbitaba antaño en la influencia sueva. El rey notifica que en 613 se embarcó para luchar personalmente en el norte y es un dato sumamente revelador, ya que es la primera vez que tenemos noticia de una flota visigoda. En 614 y 615 obtuvo dos importantes victorias frente a los romanos capturando la ciudad de Málaga.

Sisebuto fue un rey muy piadoso. San Isidoro se encarga de remarcarlo y de hecho le dedicó su obra De Natura Rerum, en la que explica el origen de todas las cosas naturales y además el rey gobernó la Iglesia con mano dura. Además merece ser llamado autor latino, pues en 613 envió a San Isidoro su composición poética acerca de los eclipses de luna para que el obispo lo revisara. Además escribió la Vida de San Desiderio de Vienne, una soberbia obra hagiográfica con un trasfondo propagandístico claro, ya que pone a los francos como los malos y a los godos como los buenos.

Imagen 3. Sisebuto, rey de los godos. Museo del Prado, Madrid. Fuente: Museo del Prado.

Emprendió una dura política antisemita y lo primero que hizo fue liberar a los esclavos cristianos de sus amos judíos. Además puso en marcha la política de conversiones forzosas, una medida que el propio Isidoro criticó por considerarla infructuosa al no realizarse desde la convicción de la fe y sí por la fuerza. El rey siempre deploró que Witerico y Gundemaro no hubieran cumplido estrictamente con la política antisemita de Recaredo, pero ello reflejó que la propia población hispanorromana no estaba muy de acuerdo con llevar a cabo esas disposiciones.

Sisebuto murió en 621 y fue sucedido por su hijo Recaredo II –un nombre que refleja la piedad del rey–, pero su hijo murió a los pocos días y Suintila, que había sido general del rey en el norte tomó el control.

La no tan conocida primera unificación de la Península. Suintila.

Este rey emprendió una dura represalia contra los vascones (leer entrada relacionada) por haber asolado el valle del Ebro. Su victoria fue rotunda pero quizá no muy duradera, ya que Braulio de Zaragoza nos dijo cómo en 625 había penurias y desórdenes en las cercanías de Zaragoza. A pesar de todo, su victoria más resonada fue su victoria sobre los romanos y la recuperación de Cartagena para el reino visigodo, victoria obtenida tras una batalla campal en la que capturó a dos patricios imperiales. Así pues, excepto en Vasconia, Suintila fue el primer rey visigodo que gobernó en la totalidad de la Península Ibérica.

Imagen 3. Suintila, rey de los godos. Museo del Prado, Madrid. Fuente: Museo del Prado.

San Isidoro muestra una doble moral con Suintila. Por un lado mientras vivía no dudó en resaltar su generosidad, su prudencia, su buena fe, su energía, su rigor como juez y su atención hacia los pobres, llegándolo incluso a denominar como el “padre de los pobres”.

Pero cuando el rey fue depuesto poco después, nuestro estimado obispo no dudó en dar un giro de 180 grados en sus calificativos y fue otra la visión ofrecida acerca del “padre de los pobres”. Incluso consideró oportuno reeditar su Historia de los Godos para eliminar los elogios vertidos sobre Suintila.

Autor: Miguel Angel Municio Castro para revistadehistoria.es desde http://romanainsolentia.com/

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Bibliografía:

SANZ SERRANO, R: Historia de los godos. Una epopeya histórica de Escandinavia a Toledo, Madrid, 2009.

THOMPSON, E.A.: Los godos en España, Madrid, 2014.

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