Hasta la puesta de sol de ayer, el convoy SC-7 pudo respirar tranquilo. Después de las pérdidas sufridas anteayer a manos del U-124, del U-48 y del U-38, los británicos se las prometieron muy felices y pensaron que ya había pasado lo peor. Después de perder cuatro buques en lo que parecían ataques aislados, confiaban en que el resto de sus treinta mercantes lograrían llegar a puerto sanos y salvos. Además, recibieron una muy buena noticia cuando el buque de escolta Leith y la corveta Heartsease se unieron al convoy. Durante las horas de sol tan sólo tuvieron que lamentar un ataque aislado por parte del submarino U-38, que dañó al mercante SS Carsbreck pero que fue rechazado a su vez por la escolta británica.
De lo que los británicos no eran conscientes es de que a pesar de la ausencia de ataques, la actividad de los U-Boote a su alrededor estaba siendo de lo más intensa. Durante todo el día 18, una manada compuesta por nada más ni nada menos que cinco U-Boote: el U-46, el U-99, el U-100, el U-101 y el U-123 se ha estado congregando, a la espera de la llegada de la noche. Para desgracia de los británicos, entre los "lobos" alemanes se encuentran los famosos ases de submarinos y Caballeros de la Cruz de Hierro, el Korvettenkapitän Otto Kretschmer, al mando del U-99, y el Kapitänleutnant Joachim Schepke, al mando del U-100. Después de la caída del sol, durante un periodo de seis horas durante la noche del día 18 al día 19, la tragedia se ha cernido sobre el convoy SC-7. Nuestros cinco “lobos” han llevado a cabo de manera magistral un ataque conjunto coordinado desde Lorient por el Almirante Kart Dönitz y su Estado Mayor que ha supuesto un éxito apabullante para nuestras armas.
La primera víctima ha sido el SS Creekirk a manos del U-101. Con su pesado cargamento de hierro, el mercante se ha hundido como una piedra arrastrando a todos los miembros de la tripulación con él. Más tarde, el SS Empire Brigade, con su cargamento de camiones y seis miembros de su tripulación junto con el SS Fiscus y su cargamento de lingotes de acero, han ido a parar al fondo del mar a manos de los torpedos del U-99 de Otto Kretschmer, quien a lo largo de la noche ha logrado hundir a siete mercantes del convoy.
El buque insignia del convoy, el SS Assyrian, tampoco se ha salvado de la carnicería y se ha hundido con 17 miembros de su dotación. El Vice-Almirante Mackinnon ha salvado la vida después de permanecer varias horas en las aguas heladas.
A la llegada de las primeras luces del amanecer de hoy, el convoy SC-7, que a su partida contaba con 34 mercantes, tan sólo dispone de 14 buques. 20 barcos con 79.592 toneladas han ido a parar al fondo del mar. En un plazo de apenas seis horas ha perdido nada más ni nada menos que 16 buques mercantes. Además, 6 mercantes con un total de 22.662 toneladas han resultado dañados. En total, más de 100.000 toneladas de pérdidas.
La escolta británica se ha visto incapaz de impedir ningún ataque; su respuesta ha sido descoordinada e inefectiva y no han conseguido hundir ni dañar a un solo U-Boot. De hecho, nunca se han dado cuenta de que los submarinos alemanes no estaban lanzando sus ataques sumergidos ni desde el exterior del convoy, sino que han estado operando sobre la superficie y en el interior del convoy, entre los mismos mercantes. Por lo tanto, la escolta británica no ha podido organizar ningún ataque contra los U-Boote y se ha pasado la mayor parte del tiempo rescatando supervivientes.
Pero la tragedia británica no termina ahí. A no muchas millas de la posición del convoy SC-7, el submarino U-47 de Günther Prien, el famoso héroe de Scapa Flow, ha avistado al convoy HX-79, un jugoso pastelito integrado por 49 buques mercantes y sin ninguna escolta. Prien ha transmitido un informe a Lorient y Karl Dönitz ha organizado una nueva manada de lobos. Aquellos U-Boote que han tomado parte en el ataque al convoy SC-7 y que todavía cuentan con torpedos, se han dirigido de inmediato al encuentro del nuevo convoy con sus tubos lanzatorpedos todavía calientes. A lo largo del día de hoy, y al igual que hicieran ayer en torno al convoy SC-7, el U-100 de Joachim Schepke, el U-46 de Engelbert Endrass y el U-38 de Heinrich Liebe, se han unido al U-47 de Günter Prien en torno al convoy HX-79. Prien se ha pasado todo el día esperando a sus camaradas con cautela y sin quitar el periscopio del convoy.
El Almirantazgo británico, preocupado por el infausto destino sufrido por el cercano convoy SC-7 y previendo un ataque contra este nuevo convoy, se ha apresurado a enviar refuerzos. A lo largo del día una gran fuerza de escolta se ha unido a los mercantes del convoy HX-79: dos destructores, cuatro corvetas, un remolcador armado, un dragaminas y un submarino.
La manada de U-Boote se prepara de nuevo para al ataque. Con la caída de la noche, volverán a sembrar la destrucción entre las filas británicas. ¡Dios salve las almas de nuestros enemigos!
Es lebe Deutschland!Sieg Heil!