«En el silencio de las montañas todos los ruidos
anuncian la muerte.»
La primera novela de Carmen Macedo nos traslada a un escenario tan imponente como misterioso: los paisajes de Bermiego, en el corazón de Asturias. Allí, entre montañas, bosques y un tejo milenario que parece custodiar secretos ancestrales, se desarrolla una historia que mezcla investigación policial, tradición y mitología.
La mezcla de lo mítico con lo racional le da un doble estrato: por un lado, está el suspenso policial clásico; por otro, la dimensión simbólica de la naturaleza, de la tradición, de lo que no se ve inmediatamente y cuando lees “un cadáver enterrado bajo ramas de tejo, en un entorno rural, con leyendas”, el instinto es pensar en algo sobrenatural, en leyendas vivas. Pero la resolución muestra que esas fuerzas no tienen poder real, lo que funciona para reforzar el horror humano: la capacidad de usar el mito para dominar, manipular, encubrir.
El punto de partida es un crimen perturbador: la muerte de un concejal local en circunstancias tan brutales como enigmáticas. El teniente Juan Peña, recién llegado desde Cádiz, acompañado del cabo Cava, el sargento Rubio y la guardia León se enfrenta al reto de desentrañar un caso donde lo tangible y lo sobrenatural se entrelazan. A medida que avanza la investigación, los mitos rurales, las supersticiones y el silencio de los habitantes convierten cada paso en una inmersión en lo oculto y lo ancestral.
Donde todos parecen ocultar algo, solo existe una manera de hallar la verdad: hurgando en lo más profundo de la sangrienta naturaleza humana, allí donde habita la raíz del miedo.
Uno de los grandes aciertos de Macedo es la ambientación: Asturias se convierte en un personaje más, con su naturaleza indómita, su niebla y sus tradiciones, que generan una atmósfera de suspense única. La autora logra un equilibrio entre la rigurosidad del procedimiento policial y la fuerza de lo mítico, ofreciendo al lector un thriller que va más allá de la intriga para invitarnos a reflexionar sobre la relación del ser humano con su entorno, la memoria colectiva y las tensiones entre lo moderno y lo ancestral.
La noche que sonaron las campanas no es solo una novela negra; es también un canto a la naturaleza y a las leyendas que perviven en ella. Una lectura que atrapará tanto a los amantes del género policial como a quienes disfrutan de relatos donde el paisaje y la tradición se funden con la trama.
En definitiva, Carmen Macedo firma un debut literario sólido, atmosférico y lleno de matices, que confirma que el misterio puede ser tan humano como mítico, y que, a veces, las campanas suenan para recordarnos lo que nunca debemos olvidar.
Lee y disfruta de las primeras páginas de la novela.
La autora:
Carmen Macedo Figueroa nació en Sevilla en 1985. Licenciada en Periodismo, cuenta con una trayectoria profesional de más de quince años vinculada a la comunicación. Actualmente es directora de Marketing y dirige numerosos proyectos, profesora universitaria y, para no aburrirse, doctoranda en Comunicación.
Le apasionan las palabras, lo policial y la novela negra, una pasión que la llevó a estudiar Criminología y Escritura creativa. En su obra bebe de personas, discursos, saberes, pero, sobre todo, de lugares; esos que son lo suficientemente mágicos como para inspirar palabras.
Escribir, para ella, es hacer sentir. Y lograrlo sutilmente en cada frase. Por eso no descuida ninguna. Esta es su primera novela.
El libro:
La noche que sonaron las campanas ha sido ubicado por la Editorial NdeNovela. Encuadernado en rústica con solapas, tiene 336 páginas.
Como complemento pongo un vídeo titulado Carmen Macedo hace sonar «La noche que sonaron las campanas» grabado por KISS FM España.
Para saber más:
https://carmenmacedo.es/
IG: @carmen_macedof
https://x.com/mifarlus