"La noche se llama Olalla", de Jesús Ferrero: cuando lo importante no es quién es el asesino sino el cómo y el porqué

Publicado el 22 enero 2014 por Lidiacasado


Ficha técnica:

Título: La noche se llama Olalla    Autor: Jesús Ferrero Editorial: Siruela   Género: novela negra   Páginas: 208 Publicación:  Noviembre 2013   ISBN: 978-84-15937-01-2

Sinopsis (editorial):

 «En agosto falleció mi hija. Se llamaba Olalla y estaba a punto de cumplir veinte años. La policía dijo que fue un accidente de tráfico...» El diario de la joven Olalla parece indicar que fue drogada y violada... Ese año 2012 fue sangriento y apocalíptico, a pesar de que no acabó el mundo. Fue también el año del Costa Concordia, de los terroristas solitarios, de los asesinos compulsivos y, además, el año más maldito de Olalla, el personaje que flota como un destino y una atmósfera a lo largo de esta novela. La detective Ágata Blanc lleva a cabo su investigación en un Madrid decadente que la conducirá a límites que no imaginaba y que la enfrentará a extrañas dimensiones de la vida y de la muerte. Esta ciudad, que años atrás fue símbolo de la prosperidad y la abundancia, parece ahora sumida en una depresión propia de la posguerra. Todos los elementos de nuestra época se entrelazan en esta novela: la búsqueda incesante del placer sexual, las drogas, las pérdidas de conciencia, la corrupción, los desahucios y el espíritu de la venganza, fundamentado en un problema existencial: no es posible respetar a los verdugos.
   El goteo constante de noticias del día a día no nos permite ver el bosque, pero cuando uno se encuentra con un resumen de acontecimientos como el que hace Jesús Ferrero en esta novela para contextualizar su trama te das cuenta de que el mal existe, de que lo tenemos cerca y de que no está solo en los libros. Ferrero crea un clima general de muerte, destrucción, inquietud ante el fin del mundo (sitúa la trama en 2012) y locura que le sienta muy bien a una historia que, en cierto modo, es reflejo y producto de ese ambiente social: la historia de una jovencita, Olalla, asesinada por tres hombres tras drogarla y abusar de ella.
    Cada uno de los personajes cercanos a Olalla buscará venganza a su manera: la madre, contratando a Ágata Blanc (la investigadora que protagoniza las novelas negras de Jesús Ferrero, en el que es su segundo caso), y Gaby, su novio, tornándose en un justiciero a medio camino entre la locura y la cordura. Por eso, la gran reflexión de fondo que plantea esta novela es la de la venganza, un tema tradicional en la literatura, actualizado y, en cierto modo, juzgado, tanto por una Ágata que deja hacer como por el propio lector, que tendrá que sopesar los actos de unos y otros y tomar su propia decisión al respecto.
    Leí seguidas El beso de la sirena negra y La noche se llama Olalla (las dos novelas de Ágata Blanc publicadas hasta el momento) justo antes de entrevistar a Jesús Ferrero y eso me permitió descubrir algunas diferentes y también muchas similitudes entre ambas, mucho imaginario propio del autor en ellas. Entre esas coincidencias está la presencia del sexo más perverso (como le llama uno de los personajes), de los allanamientos o las referencias a la cultura clásica. Además, en ambas aparecen los sueños y están envueltas, en general, en una niebla onírica que deja en el lector la impresión de haber vivido un sueño. 
   Otro de los elementos en común de ambas novelas es el uso de los diarios como técnica narrativa. En la primera de ellas, el diario abre un juego de voces en primera persona que nos permite conocer en profundidad a los dos personajes centrales. En esta segunda, narrada en tercera persona, el diario de Olalla es el que nos va presentando a la protagonista ausente de la novela, la asesinada, la víctima, la vengada. Su voz se cuela en primera persona en la narración para hablarnos de sus reflexiones, de sus temores, de sus obsesiones, lo que la acerca mucho al lector, implicándole casi emocionalmente en su muerte, haciendo que sienta la pérdida de una vida como la de ella.
    A pesar de esa omnisciencia de la tercera persona, lo cierto es que se trata de un tipo de narrador que se queda muy cerca del personaje y que va viajando de uno a otro, focalizando nuestra atención ahora en uno de ellos, ahora en otro desde muy cerca, casi casi dentro de sus propias cabezas y de sus corazones.
    Con La noche se llama Olalla, Jesús Ferrero nos ofrece una novela negra que rompe con algunas de las convenciones más férreas del género (como el protagonismo absoluto del investigador) para proponernos una obra diferente que profundiza en el mal, sus ejecutores, sus vengadores... y sus testigos.    Nos seguimos leyendo.
   Agradezco a Siruela el envío de este ejemplar.