Seguimos con las nodrizasfamosas. Esta vez de la mano de uno de los grandes literatos de la historia universal: William Shakespeare y su archiconocida obra Romeo y Julieta. Uno de los personajes más entrañables del libro es sin duda la nodriza de Julieta, una señora mayor que permanece al lado de la pequeña a pesar de que ésta ya ha crecido lo suficiente como para no necesitar de su principal trabajo. La nodriza de Julieta es un personaje secundario pero de vital importancia pues está al lado de la muchacha en todo momento ayudándola y aconsejándola como si fuera su propia madre.Sabemos que la nodriza dio el pecho a Julieta durante tres años hasta que fue destetada de un modo un tanto curioso, como ella misma recuerda: Lo recuerdo bien, del terremoto hace ahora once años y entonces fue destetada... Nunca lo olvidaré... [...] Porque yo me había untado antes los pezones con ajenjo y me hallaba sentada al sol. [...] Cuando probó el ajenjo del pezón de mi pecho y lo encontró amargo ¡preciosa tontuela! era de ver su enojo y cómo se enfadó con él.Este método para destetar a los bebés ya lo había oído incluso en personas de mi familia, untar el pecho con algún producto no agresivo para el bebé pero que disgustara su paladar para así destetarlo.Más adelante, la nodriza vuelve a hacer referencia a la lactancia de Julieta, esta vez volviendo a la idea extendida de que a través de la leche se transferían también virtudes. La nodriza lo cuenta con una sutil ironía: ¡Un honor! De no ser yo tu única nodriza diría que habías extraído la sabiduría en los pechos a que te crié.El personaje de Shakespeare es sin duda un reflejo de una realidad entre las personas de la alta sociedad. Los bebés que no eran alejados de sus padres y se instalaban en casas de sus nodrizas sino que eran alimentados por estas en su propio hogar terminaban manteniendo una estrecha relación con aquella que los alimentó en sus primeros tiempos de vida. Es bonita la relación de complicidad que tienen Julieta y su nodriza, y me ha gustado recordarla.