Se le considera el género más complejo, por su carácter abierto, dentro de sus páginas y como parte de los medios de creación, puede contener todos los géneros y subgéneros literarios y un amplio uso de recursos narrativos.
Importantes cambios se dieron en la narrativa para desarrollar el género de la novela que actualmente conocemos. No sólo se acrecentaron las páginas con discernimientos de los hechos. Los personajes se convirtieron en perfiles psicológicos completos y complejos; con detalles de sentimientos, pensamientos y emociones, sus raíces y acontecimientos familiares, su niñez, su adultez, amigos y estudios, comenzaron a llenar las páginas de la novela.
La ambientación dejó de ser el lugar donde suceden los acontecimientos, para convertirse en parte provocadora de los mismos, cómplice de las desgracias y triunfos de los actores y como a un nuevo personaje se le dotó de pormenores y cualidades. Se ocuparon los escritores, de definirlo y detallarlo con esmero, desde los muebles y ornamentos, hasta el clima, los olores y percepciones del espacio.
Clasificarla resulta una tarea larga, considerando que catalogar una obra en un solo estilo es prácticamente absurdo. Durante el proceso histórico de la creación del género novelesco, el tema jugó rol muy importante y de uno a otro fueron derivando y tomando lo que más gustaba. Así, recorrió el camino para denominarse por romántica, de caballería, epistolar, realista, gótica, fantástica, negra, humorista, histórica, de aventuras, regionalista, de terror, policial, ciencia ficción y otras cuantas designaciones.
Definir una estructura fija para la novela, no es posible. Sin embargo, toda narrativa posee la combinación de la presentación de los personajes, el marco histórico narrativo, el problema o la intriga, el desarrollo y posterior solución de la contrariedad planteada. El “cómo el escritor” presenta, desarrolla y soluciona esta mezcla, es lo que hace a la novela magistral.