La novia del rey

Publicado el 16 abril 2012 por Rocastrillo @roabremeloya

                 

    Esta elegante dama rubia de 46 años y amante de la vela y la caza -dos aficiones que comparte con el monarca- mantiene, según todos los indicios, una estrecha relación con don Juan Carlos y fue la persona que organizó la polémica cacería de elefantes en Botsuana, en la que el rey se fracturó la cadera derecha. Del encuentro cinegético se ha filtrado una imagen que ha inundado las redes sociales en los últimos días, en la que aparece el monarca español portando un rifle y junto a un elefante muerto. Se ha publicado, además, otra fotografía en la que se ve al Rey junto a su supuesta amante y dos caballeros más: el joyero británico Patrick Mavros y su hijo Alexander.

 

    De Corinna sabemos que es divorciada y madre de dos hijos; que pasa largas temporadas en España, al parecer muy cerca del Palacio de la Zarzuela; y que organiza cacerías en África exclusivas para nobles y multimillonarios. Aunque la Zarzuela no ha desvelado quién acoimpañaba al Rey en su polémica aventura cinegética, el rumor de que viajó en un jet privado junto a su distinguida amiga hacorrido de web en web y ha adquirido visos de certeza, acrecentados por la publicación de la fotografía en la que aparece junto a ella.

   El romance del jefe del Estado español y la aristócrata alemana no es nuevo. Las informaciones publicadas en los últimos días sitúan sus inicios en la isla de Lanzarote en 2006. La periodista Pilar Eyre mencionó dicha relación extraconyugalen su polémico libro "La soledad de la Reina" (La Esfera de los libros, 2011). Y ayer mismo, en su artículo “Historia de cómo la Corona ha entrado en barrena” el ex director de ABC José Antonio Zarzalejos daba carta de certeza al asunto. Textualmente, decía que “su estrecha e íntima amistad con Corinna zu Sayn-Wittgenstein ha dejado de constituir un rumor para convertirse en una certeza, hasta el punto de que existe ya documentación acreditativa de que acompaña a Don Juan Carlos en viajes al extranjero y asume funciones de representación oficiosas”.

    El Rey de España, como cualquier ser humano, no está libre de los envites del amorNo me parece mal que se haya enamorado, y ni siquiera criticaría que sedivorciara, puesto que estaría ejerciendo un derecho que existe para todos los españoles. El problema, desde mi humilde punto de vista, radica en larepresentación -oficial u oficiosa- de su real persona que haya podido delegar en su presunta y distinguida amante; además del gasto de dinero público que conllevan losexclusivos encuentros cinegéticos que organiza la dama. Paso a comentar brevemente ambas cuestiones:

    La Constitución española, en su artículo 56, dice que “la persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Sus actos deberán estar siemprerefrendados ... careciendo de validez sin dicho refrendo”. Y, según el artículo 64, solo el presidente del Gobierno, los ministros correspondientes o el presidente del Congreso podrán refrendar los actos del Rey. Si es cierto, como se ha dicho, que la señora Sayn-Wittgenstein ha actuado como “representante” del monarca español ante el Príncipe Alwaleed bin Talal, miembro de la Familia Real de Arabia Saudí, dicha“representación” podría haber conculcado el mandado constitucional. ¿Qué gestiones ha realizado esta señora en nombre del Rey de España ante el citado príncipe árabe? Creo que Zarzuela debería aclararlo, y que los ciudadanos merecemos una explicación en este sentido.

    Otro asunto es el del gasto. Según afirman fuentes de Palacio, el Rey fue invitado a la polémica cacería en Botsuana. Sin embargo, ha trascendido que viajó acompañado de dos escoltas y un médico, cuyos honorarios sí estarían corriendo a cuenta del erario público. En cualquier caso, no parece muy ético que en estosduros tiempos de crisis económica, con miles de familias españolas en el paro y sufriendo estrecheces, el monarca se dedique a cazar elefantes en exclusivos safaris organizados para disfrute de unos pocos privilegiados. Sin olvidar loincongruente que resulta que don Juan Carlos, presidente de honor, hasta la fecha, de la organización para la conservación de la Naturaleza WWF, se dedique a cazar elefantes.