La Abadía de Hildegard era una suerte de reducto femenino en donde las monjas podían y debían dar rienda suelta a sus talentos, aprendían a cantar, copiaban e ilustraban manuscritos, hacían gimnasia…y bebían cerveza.
La doctrina que practicaban era un escándalo: promovía la igualdad de géneros, negaba que el placer sexual fuera fruto del pecado, consideraba que Eva no era culpable del pecado de Adán y sostenía que la sangre que manchaba no era femenina, sino la que derramaban las guerras.
La relación de Hildegard con la Iglesia obviamente, no fue siempre cordial. Ella atacó seriamente las costumbres de ésta, la denunció por corrupta y por no seguir realmente los preceptos de compasión. La desafió describiendo a Dios con atributos femeninos, convirtió las debilidades atribuidas a las mujeres en fortalezas y luchó por la equiparación de los sexos en cuanto al castigo por los pecados.
Tal fue su reconocimiento, que llegó a ser conocida como la “Sibila del Rhin” y la gente la buscaba para escuchar sus palabras de sabiduría, para curarse o para que la guiara.
Pero ¿Cómo logró Hildegard que el Vaticano fuera complaciente con sus rebeldías?
Ciertamente esas “visiones con el mundo divino” que ella declaró tener desde la niñez y su fama de mística y profetiza, ayudaron. Quizás realmente tuviera un privilegiado y feliz diálogo con Dios.
Varias veces se la intentó canonizar, pero sin éxito.. Aunque el Papa Juan Pablo II se refirió a ella como una “mujer santa”.
En nuestro Audio, más de Hildegard von Bingen
Nota: Reedición Artículo publicado el 22-7-2008.
Sitios de interés:
. Hildegard von Bingen
. Vida y visiones de Hildegard von Bingen
Fuentes:
.“Hildegard of Bingen, 1098-1179, a visionary life”- Sabina Flanagan
. Wikipedia - enlaces en texto.
Imagen: Internet