¿Está la Tierra en peligro por una lluvia de cometas hoy en día? afortunadamente no. Joan García Sanchez de la Universidad de Barcelona, junto con Paul R. Weissmann, Robert A. Preston y Dayton L. Jones del Jet Propulsion Laboratory en California utilizaron las posiciones y velocidades de las estrellas, medidas por el satélite Hipparcos, para reconstruir las trayectorias de las estrellas que tuvieron encuentros con el Sol. Los científicos descubrieron que no existen evidencias de que ninguna estrella haya pasado cerca del Sol en el último millón de años. El próximo encuentro cercano sucederá dentro de 1,4 millones de años, cuando la enana roja Gliese 710 atraviesará el exterior de la Nube de Oort a 70.000 unidades astronómicas (alrededor de 1 año-luz) del Sol. A esa distancia Gliese 710 podría incrementar la cantidad de cometas que atraviesan el sistema solar interior alrededor de un 25% o incluso menos. Produciendo tal vez una llovizna, pero ciertamente no una lluvia.
Además de los encuentros con estrellas, la Nube de Oort es conocida por ser perturbada por otros dos efectos. En primer lugar la nube es suficientemente grande que perciba las fuerzas de marea generadas por del disco de la Vía Láctea y, en menor medida, por el núcleo galáctico. Estas mareas surgen debido a que el Sol y los cometas de la Nube de Oort están a distancias ligeramente distintas del plano medio del disco de la Galaxia o del centro galáctico, de esta manera sufren atracciones ligeramente diferentes. Las fuerzas de marea ayudan a que nuevos cometas se precipiten hacia el interior del sistema solar.
En segundo lugar las nubes moleculares gigantes pueden perturbar la Nube de Oort, tal y como sugirió Ludwig Biermann del Instituto Max Planck en 1978. Estas enormes nubes de gas hidrógeno frío son los lugares de nacimiento de estrellas y de sistemas planetarios, son de 100.000 a 1 millón de veces más masivas que el Sol. Cuando el sistema solar se acerca a una de ellas, la perturbación gravitatoria arranca cometas de sus órbitas y los lanza al espacio interestelar. Estos encuentros, aunque violentos, no son raros, suceden una vez cada 300 a 500 millones de años. En 1985 Hut y Scott D. Termaine, ahora en la Universidad de Princeton, mostraron que en la historia del sistema solar, las nubes moleculares han ejercido los mismos efectos acumulativos que los encuentros estelares.
Continuará...
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Publicado en Odisea Cósmica¡Suscríbete Ya!