Revista Arte

La nueva mitología del siglo XXI, donde los héroes caídos ahora seran ya los modelos de virtud.

Por Artepoesia
La nueva mitología del siglo XXI, donde los héroes caídos ahora seran ya los modelos de virtud. La nueva mitología del siglo XXI, donde los héroes caídos ahora seran ya los modelos de virtud. La nueva mitología del siglo XXI, donde los héroes caídos ahora seran ya los modelos de virtud.
Los héroes de la Antigüedad griega siempre fueron héroes. Todos ellos. La fuerza de su coraje, su insobornable talante ante la adversidad, su furia ante la muerte; pero, también, su agnegación, su valentía, su firme decisión ya ante las cosas veleidosas dirigidas ahora por los dioses. Unos eran elegidos ya por éstos y su divina descendencia; otros mostraron ser tan solo hombres, unos seres que lucharon virtuosos por defender aquello en lo que creían. Y, así, los grandes poemas homéricos glosaron la vida de casi todos ellos, los míticos héroes. Pero en uno de esos famosos grandes versos legendarios, en la Ilíada, se contará ya la gesta enfrentada de dos de aquellos héroes. La historia legendaria y su fama vanagloria dejaría ya, sin embargo, solo a uno de ellos como el más excelso, valeroso, modelo de guerrero y más virtuoso de todos los héroes. Y así pasaría a la historia Aquiles, el más querido de los dioses, el más adorado por la leyenda, y el más recordado y renombrado de los más grandes personajes heroicos y míticos de Grecia.
Pero, Héctor, el otro héroe, el que se enfrentara con Aquiles en aquella gran gesta mitológica de Troya, pasaría a la leyenda y a la historia tan sólo como un valeroso troyano que defendió con honor su patria y su familia. Pero, murió ante Aquiles; y soportó ya así el agravio más desolador de lo vencido, el oprobio histórico ante el vencedor, es decir, un peldaño ahora más inferior ante el brillo tan famoso de su invicto adversario. En el Arte, por ejemplo, se han representado casi siempre la gesta mitológica y a sus héroes. Aquiles fue esculpido ya por los griegos helenísticos, pintado luego por renacentistas o por Rubens, y más tarde también por los románticos decimonónicos. En todas las obras rememorando ya al gran héroe, al poderoso Aquiles, o en su formación adolescente ante el centauro Quirón, o ante el cadáver de Patroclo en Troya, o disfrazado de mujer incluso cuando su madre, la diosa Tetis, tramó este ardid para evitarle la guerra... -esta una versión muy posterior a Homero-. Pero, a Héctor, tan sólo el Romanticismo, tal vez, se decidió homenajearlo con el Arte.
De todas las posibles obras maestras de la Historia Universal del Arte, sólo una de ellas dedicará a Héctor, curiosamente, la mejor de sus obras realizada quizás. Cuando el extraordinario pintor francés Jacques-Louis David quiso glosar una escena legendaria y heroica de la guerra de Troya, compuso en 1783 su lienzo Lamento de Andrómaca ante el cuerpo de Héctor. El genial pintor francés, aunque neoclásico de formación, no pudo evitar elogiar ya, en algunas de sus obras, el sesgo ahora más romántico que muy pronto abrazaría ya el orbe artístico del Arte por entonces. Así que aquí el creador francés mostrará ya el cadáver de Héctor postrado ahora ante su esposa Andrómaca y su pequeño hijo Escamandro. Es decir, glosaría el pintor David ahora la figura de Héctor como él mejor creería ya que podría hacerlo. Como se glosarán a los mejores seres caídos ante el valor de su más virtuosa elección. Porque, esto es lo que diferenciará ya a Héctor de Aquiles. Los motivos. Es decir, en el caso de Héctor, la elección de un ser ante la cruel fatalidad
Porque Aquiles era el ser más invencible. A diferencia de Héctor, él era casi un semidiós... Su madre, la divina Tetis, era una pequeña deidad del mar con poderes añadidos. Ella cubrió de pequeño su cuerpo bajo las aguas mágicas de su potestad. Menos el talón. De ese modo nunca fue vencido en las luchas que librara en Grecia. Siempre arrojado, siempre belicoso, siempre valeroso ya ante el enemigo... Por esto fue buscado expresamente cuando los griegos se empeñaron en ir a Troya. Sin él, no lo hubieran conseguido. La historia legendaria encierra misterios curiosos, ¿por qué hubo de caer Troya...? ¿Y por qué se glosó tanto su caída, y los héroes fueron así llevados a la gloria más insigne, especialmente Aquiles frente al más humano y menos recordado otro héroe? Sin embargo, la grandeza del troyano, la mayor virtud de Héctor fue su decisión de morir antes que perder su libertad. Porque él, Héctor, pudo huir antes al comprender ya que debía ahora enfrentarse solo ante el invicto y temible Aquiles. Pudo abandonar con su familia Troya, también pudo aconsejar a los troyanos que no se enfrentaran a los griegos. Negociar, incluso; tratar ahora de conseguir al menos ya la vida..., aunque perdiera con ello su propia libertad, o la de elegir ser un hombre libre ante la amenaza más cruel, fulminante y despiadada. 
Él fue el verdadero héroe de la Iliada, sin embargo, la historia lo relegaría a una figura secundaria. Porque, por entonces, en los años siguientes a aquella mitología utilitaria, lo más importante, lo más relevante ante la vida no era ya elegir los valores ante una muerte inevitable sino vencer despiadado y valeroso, incluso con las mayores crueldades, al contrario. Aunque estas fueran tan viles..., pero se pudiera obtener así ya el triunfo ante la guerra, la osadía o la contienda. Esto era todo lo que representaba Aquiles, y así se glosó en las formas en que su memoria fuera recordada. Pero, Héctor, tan solo pasaría a ser ya un defensor valiente, un personaje honesto y resignado ante la supremacía y la dureza del invicto más elogiado. Luego, el Romanticismo recuperaría la figura del héroe troyano Héctor, y, últimamente, es más vanagloriado ya por sus valores más éticos ante la vida. Pasaría a ser un gran héroe, un gran defensor de los ideales y de la libertad humanas. Él luchó y murió ya por esos valores y esa libertad en la que él creía. Aquiles, tan sólo por su gloria... 
Ayer cayeron unos hombres por lo mismo. Uno, Stéphane Charbonnier, defendió siempre morir antes que no poder vivir en libertad. Lo mismo que aquel héroe legendario troyano. Representan lo mismo. Hoy, en este nuevo siglo de promesas, la vida ha trastocado totalmente la leyenda. La mitología en este siglo estará glosada ya en los nombres de los hombres que han caído por lo mismo. Ellos son ya los nuevos héroes. Ellos deben ser reconocidos ya como esos héroes del nuevo siglo. Porque recuperan con su gesto un principio por el que ya murió también un hombre legendario. Por la libertad. Con ello, elogiamos la figura inequívoca de los héroes de ahora, los que se enfrentan siempre a lo despiadado, a lo sangriento, a lo fanático..., aun a pesar de sacrificar con todo ello su propia vida. Según contaba ya el antiguo escritor griego Pausanias (siglo II d.C.) la ciudad griega de Tebas mandó una vez una delegación a Troya para recuperar los restos de Héctor, y depositarlos luego así en una tumba erigida para él muy cerca a la fuente Edipodia -donde Edipo se purificó ya de sus erráticos crímenes-. Al parecer, los tebanos habrían recibido ya una profecía de un oráculo que les decía algo así: Tebanos que vivís en la ciudad de Cadmo, si queréis vivir en vuestra patria con gran felicidad, traed a ella los restos de Héctor priámida desde Asia, y honrad así al mayor de los héroes que haya pisado nunca sus pies sobre la tierra.
(Óleo del pintor neoclásico francés Jacques-Louis David, Lamento de Andrómaca ante el cuerpo de Héctor, 1783, Museo del Louvre, París; Obra barroca de Rubens, siglo XVII, Aquiles derribando a Héctor; Cuadro del pintor norteamericano Benjamin West, Tetis consuela a Aquiles llevándole su armadura, 1806, New Britain Museum of American Art.)

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