Foto de portada por: Región del Sureste (Andalucía Oriental)
Resumen del artículo: La reforma laboral profundiza la dualidad del mercado laboral español ya que hace de determinados colectivos objetivos (jóvenes, mujeres, personas con salud precaria y discapacidades y trabajadores de baja ocupabilidad y de empresas pequeñas) que sean víctimas de una nueva tipología de contratación menos protegida, más precaria y en peores condiciones. El contrato de emprendedor y el de aprendizaje eterno se ceba en los jóvenes, los condena a ser becarios hasta ya una edad bastante más avanzada, a tener peores salarios. Condena a los parados más jóvenes a no ser ocupables ya que al no tener prestación acumulada serán menos deseables para sus empresarios que los un poco más mayores. Las nuevas medidas de despido procedente se ceba en las mujeres gestantes, en los jóvenes que deseen iniciar una familia, en los padres de niños pequeños, en las personas con problemas temporales de salud o en personas que combinen trabajo con estudios y tengan que asistir a un puñado de exámenes (permiso legal no retribuido). La pérdida de la tutela sindical de los descuelgues en empresas pequeñas genera una dualidad entre los trabajadores de empresas medias y grandes con presencia sindical y los de empresas pequeñas. Y la posibilidad de llamar a los trabajadores en desempleo a cumplir trabajos comunitarios hace más difícil la búsqueda de empleo y la formación de trabajadores que lleven un cierto tiempo en paro con los que tienen por su perfil profesional mejor ocupabilidad.
Coincido con la gente de Politikon que uno de los problemas del mercado laboral es la dualidad de este, aunque no coincido en su solución propuesta, hay cierto consenso que la dualidad del mercado laboral es un lastre junto al tamaño medio de las empresas españolas que las hace menos competitivas y productivas. Lo que sí estoy convencido es que coincido con los colegas de Politikon, pero también, incluso con visiones próximas al centroderecha económico que la reforma laboral no solo no entra a solucionar aunque sea muy parcialmente este problema sino que lo agrava.
Para valorar como una propuesta o una ley mejora o perjudica la dualidad del mercado laboral utilizaré dos parámetros:
- Si incrementa la posibilidad de quedar excluido del mercado laboral a los que (falsamente) se les llama 'outsiders' del mercado laboral, respecto a los 'insiders', o entre los propios “outsiders” se incrementa la desigualdad del acceso al mercado laboral, esta ley incrementará la dualidad, si hace lo contrario, la reduce.
- Si incrementa la posibilidad de que haya determinados colectivos que sufran más una tipología contractual con menos derechos y menos protección esto incrementa la dualidad del mercado laboral, si hace lo contrario, iguala la protección contractual reduce la dualidad.
Valorar una ley solo por la dualidad es un absurdo, pero como ya he dicho la reforma laboral es un solución bastante lamentable, argumentos los hay: racionales, emocionales, gráficos, e incluso burocráticos. La reforma laboral es un absurdo cuyo único efecto neto es debilitar el poder negociador de los trabajadores en su conjunto (seas insider o outsider del mercado laboral) mejorando el poder monopsonista del empleador, mientras no soluciona casi ningún problema del mercado laboral y agrava muchos otros.
Pero en este caso quiero entrar a valorar la dualidad del mercado laboral, primero porque sé que es algo que algunos blogueros me han pedido, y segundo porque cuando se dice desde el gobierno que se piensa en los parados y en los jóvenes, los excluidos del mercado laboral, se tiene que valorar desde esta perspectiva.
Analizaré algunas figuras contractuales y algunos aspectos de esta reforma laboral.
El eterno contrato de aprendizaje
Aprendices hasta los 30 años y para siempre en el caso de personas discapacitadas. Que un empleador te pueda contratar como aprendiz no es negativo. A diferencia de la gente de FEDEA sigo creyendo que para muchos oficios el contrato de aprendizaje es bueno, y en otros casos los becarios también es una figura interesante. Se supone que un trabajador tiene este tipo de contrato porqué a pesar de tener unos estudios formales (de carpintería, por ejemplo) no es tan productivo ni tiene tanto oficio como un veterano. El empresario le es más rentable contratar un veterano y no asumir un aprendiz, gastar fuerzas, dinero y tiempo en formarle en los trucos del oficio ya que va a destinar a un veterano a trabajar con él que también perderá algo de productividad (si tienes que enseñar al novato no estás haciendo ese rato una puerta).
Por eso esa figura para mí es positiva, consigue mejorar la productividad, mejora la ocupabilidad de los trabajadores jóvenes y beneficia al empresario que hace esta labor formativa que solo se puede dar en la actividad profesional, se reconoce que el salario ha de estar vinculado a la productividad real, etc.. Pero que esta situación pueda prolongarse en el tiempo desde los 16 a los 30 es un absurdo. Podemos tener un veterano de 10 años que sea contratado como aprendiz por un empresario y que prologue y prologue este tipo de contrato. Mientras sus compañeros más mañores deben ser contratados como un trabajador normal. Esto incrementa la dualidad y hace que haya una selección de trabajadores no en base a sus conocimientos o productividad, sino en edad, y además condenamos a varias generaciones a tener contratos con menos derechos, peores salarios y peor protección.
Para entendernos, si alguien os dice que se mejora la dualidad destruyendo empleos productivos de trabajadores veteranos para contratar a jóvenes por la mitad de precio y un tercio menos de la productividad y con mayor precariedad, lo siento, os está mintiendo. El único objetivo es mejorar la competitividad de la peor manera: una empresa sustituye un puesto más productivo por uno de inferior productividad sin darle valor añadido aunque saque más por trabajador. Eso a medio plazo es joder el mercado laboral sin conseguir ningún beneficio en el conjunto.
Por tanto esta propuesta del contrato de aprendizaje durante toda tu primera parte de la vida adulta incrementa la dualidad por dos vías: selecciona trabajadores por edad sin tener en cuenta la productividad, y condena a los jóvenes a contratos con peor protección y condiciones hasta alcanzar los 30 años. MAL.
El contrato emprendedor bonificado que te pagas con tu propio desempleo
Una de las figuras contractuales más horripilantes que se hayan inventado. Un contrato para jóvenes menores de 30 años donde tú te pagas el 25% de tu salario con el desempleo acumulado en anteriores trabajos, y el empresario, además se desgrava el 50% de tu sueldo. Es decir por cada cuatro euros que recibas, uno te lo pagas tú mismo, dos el Estado y uno tu jefe. El emprendedor en este país debe ser alguien que es incapaz de conseguir hacer un proyecto empresarial productivo para tener que ver una bonificación del 75% del sueldo de un trabajador para tirar adelante. Mejor que vaya a hacer esa actividad a Marruecos, ya que estamos. Además, estás en pruebas durante un año.
Vamos un chollo. Aquí se producen dos niveles de profundizamiento de la dualidad. Por un lado si eres un parado de menos de 30 años y tienes aún prestación por desempleo te van a ofrecer este contrato, ¿quién no va a aprovechar esta bicoca? Un año en pruebas, te pagan solo el 25% de tu sueldo, y si te despiden a los 363 días de ser contratado no te pagan ni un euro de indemnización. Por otro lado si eres un parado de menos de 30 años pero no te queda prestación por desempleo o no la has acumulado, ni te mirarán el currículum, o eso o pasarás a tener contrato aprendiz (paso anterior). Habrá parados de ocupabilidad más alta que otra basados en algo tan arbitrario como el mantener aún tiempo de prestación por desempleo y no por su capacidad profesional, productividad o cualquier otro criterio.
Los nuevos criterios del despido objetivo
La dualidad del mercado de trabajo también aparece si es más fácil despedirme a mí que a tí por cuestiones que tú no controlas y que forman parte del azar vital. Es cierto que haber nacido en familias con un gran capital social te va a dar más ocupabilidad, estar sano en general te permitirá estudiar con menos dificultades o dedicarte a trabajos físicos, etc.. pero esos azares de la vida el sistema debería intentar compensarlos o como mínimo no agravarlos, fomentar la igualdad de oportunidades.
Pero la reforma laboral hace a la gente más o menos despedible dependiendo de cosas que no tienen que ver con su capacidad profesional, su diligencia laboral o su productividad. Si por un casual enfermas nueve días en tres meses, te pueden despedir, no solo eso, si enfermas cuatro, y tienes que ir a un entierro de un familiar directo (dos días ida y vuelta a una ciudad externa) y sufres un accidente laboral que te hace tener la baja tres días, todo esto en tres meses, a la calle si quiere el empresario, por 20 días.
Sigamos, si te casas y pides el permiso de 15 días, te la juegas a que te despidan por 20 días. La reforma laboral hace que sea despido procedente el acumular un número ridículamente bajo de bajas laborales o permisos retribuidos legales y justificados. Vuelvo a decirlo. La reforma laboral le permite a tu empresario despedirte si decides utilizar el permiso retribuido al casarte, o si acumulas permisos y bajas en un número ridiculamente bajo.
Si sufres una enfermedad profesional provocada por tu actividad en la empresa que te deja tirado un número muy bajo de días, a la calle. Aquí los que gozamos (toco madera) de una salud bastante sólida y no nos tienen que operar pues seremos más caros de despedir que los compañeros que tengan más mala suerte en la lotería genética, en el azar de incidencias y accidentes, o tengan trabajos de más penosidad y accidentalidad. También los que tengan familiares dependientes, hijos que se pongan enfermos, etc... La medida te afecta aunque seas mujer gestante, ¿no te lo crees?, pregúntale a los 12 despedidos de Rotocayfo.
Pasemos al análisis de dualidad. Se incrementa la dualidad, esta vez entre las personas robustas, que no se casan, no se reproducen, cuyo trabajo tiene poca penosidad y accidentalidad, no tienen familiares enfermos a su cargo y entre personas más frágiles, que deciden fundar una familia, son gestantes, sufren accidentes y enfermedades laborales o tienen familiares enfermos.
Por dibujar un perfil de víctima de este incremento de la dualidad: mujer de 27 años que se queda embarazada, pareja (normalmente joven) que decide casarse, personas con enfermedades o discapacidad que les hace más propensos a bajas laborales, estudiantes que tienen que presentarse a examen (permisos no retribuidos) ¿os suena algunos de los colectivos que sufren la dualidad actual?
Descuelgues de convenio y cambios de condiciones laborales sin tutela
Cuando una empresa está en crisis antes de despedir es mejor que renegocie las condiciones laborales y que bajo tutela sindical pueda reducir salarios, renegociar jornadas, etc.. Esto es mejor que el despido en una situación de alto nivel de desempleo. Ahora bien, aquí la clave está en la tutela sindical. El Acuerdo de Negociación Colectiva introducía medidas de negociación paritaria donde las empresas sin presencia sindical podían descolgarse del convenio con tutela de los sindicatos del sector. El hecho de que sea negociado tiene muchas ventajas de cara al trabajador. Pero ahora mismo con un par de trimestres de supuestas pérdidas una empresa sin presencia sindical puede descolgarse de convenio y cambiar las condiciones sustanciales de trabajo (movilidad geográfica, movilidad funcional, salarios, etc..) a su libre albedrío. Y lo aceptas, o despido procedente.
Esto genera una dualidad aún mayor, entre los trabajadores sindicalizados y los no sindicalizados. ¿Recordáis la lata que han dado algunos diciendo que hay mayor densidad de presencia sindical entre trabajadores veteranos y de empresas medias y grandes que entre jóvenes y trabajadores de empresas pequeñas? Aunque no sea exactamente así (hay trabajadores jóvenes sindicados y no son ni 2 ni 3 y delegados en algunas pequeñas empresas), algo tiene de verdad. Pues eso, si ya hay una clara diferencia entre los trabajadores de empresas grandes (alta productividad, mejores condiciones, sindicatos fuertes) y empresas pequeñas (baja productividad, peores condiciones, menor presencia sindical), ahora será mucho más fácil y barato despedir a los trabajadores de las pequeñas empresas. Si una empresa media o grande tiene problemas tendrá delegados sindicales a los que presentar sus números, negociar las medidas de adaptación interna, etc.. en las pequeñas te vas a fastidiar. Más dualidad.
Trabajos comunitarios para parados
Una de las dualidades que más profundiza la reforma laboral y para mí de las más insidiosas es la propuesta de que los ayuntamientos puedan llamar a los parados que cobran prestación para actuar como cuadrillas de trabajadores forzados para hacer trabajos comunitarios. La legalidad de esta propuesta es más que cuestionable (las 'ratas' que tiene esta reforma laboral saltarán seguramente en el TC), pero hasta que el Tribunal Constitucional no se posicione la reforma laboral podrá aplicarse. Esto a parte de ser una barrabasada, no deja de profundizar la dualidad.
Hay parados y parados, no es lo mismo un profesional formado de alta ocupabilidad que pasa por el desempleo como el viento, que un parado sin formación o que la tiene en un sector que ya no genera empleo, que va a necesitar tiempo para encontrar trabajo, formarse y readaptar su perfil profesional. Un parado no está todo el día rascándose la barriga y menos en estas circunstancias donde estar parado es una situación que te acerca muy mucho a la exclusión social. El parado necesita tiempo para readaptar su currículum, formarse y para buscar trabajo, si además tiene que dedicar ocho horas a trabajos comunitarios bajo el chantaje de que si no va a limpiar el parque le quitan la prestación, no tendrá tiempo para buscar empleo y formarse. Lo siento, es un parado, no supermán. Esto profundiza aún más, los que más sufren la exclusión del mercado laboral son condenados bajo el chantaje de no recibir la prestación a tener que hacer trabajos comunitarios que no le darán a la mayoría de personas habilidades laborales y que les impedirán buscar trabajo de forma eficiente, menos aún, formarse, aunque se paguen de su bolsillo si en cualquier momento pueden ser llamados a limpiar el bosque no podrán asistir a un curso de tres meses forma regular.
Profundizando la dualidad
En definitiva esta reforma laboral hace de determinados colectivos objetivos que sean víctimas de una tipología de contratación menos protegida, más precaria y en peores condiciones. El contrato de emprendedor y el de aprendizaje eterno se ceba en los jóvenes, los condena a ser becarios hasta ya una edad bastante más avanzada, a tener peores salarios. Condena a los parados más jóvenes a no ser ocupables ya que al no tener prestación acumulada serán menos deseables para sus empresarios que los un poco más mayores (uno de 20 versus uno de 25). Las nuevas medidas de despido procedente se ceba en las mujeres gestantes, en los jóvenes que deseen iniciar una familia, en los padres de niños pequeños (¿suena estos perfiles a algunos que sufren actualmente la dualidad del mercado laboral?), en las personas con problemas temporales de salud o en personas que combinen trabajo con estudios y tengan que asistir a un puñado de exámenes (permiso legal no retribuido). La pérdida de la tutela sindical de los descuelgues en empresas pequeñas genera una dualidad entre los trabajadores de empresas medias y grandes con presencia sindical y los de empresas pequeñas. Y la posibilidad de llamar a los trabajadores en desempleo a cumplir trabajos comunitarios hace más difícil la búsqueda de empleo y la formación de trabajadores que lleven un cierto tiempo en paro con los que tienen por su perfil profesional mejor ocupabilidad.