Si eres holandés es precepto que te enfundes un disfraz al menos una vez al año: el día de la reina. Durante esta jornada las vestimentas naranjas son imprescindibles pero insuficientes, pues tanto más triunfarás cuantos más complementos, qué decir tiene que de color naranja también, incorpores a tu atuendo. Sombreros, pelucas, gafotas.... cuanto más y más ridículo mejor que mejor. Si además te cuadra un año en el que se celebra algún campeonato futbolístico que involucre a la selección nacional como son el mundial o la eurocopa, el número de veces que has de desempolvar tu uniforme fiestero se multiplica. No es necesario que seas de los que van hasta el estadio a animar al equipo en primera línea, pues mismamente para bajar al bar es raro quien no se engalana con joyas del diseño como cuernos de vikingo naranjas o melenas de león naranjas.
Todo esto sólo en lo que a disfraces concierne. Pero si hablamos de elementos de decoración festivos, de interiores Y exteriores, la lista ya se dispara. Si eres nacido en Holanda has de ornamentar por fuerza tu casa en cada uno de los siguientes acontecimientos: cumpleaños, nacimientos y otros aniversarios.
Si llega tu cumpleaños o el de cualquiera de tus familiares, no importa que peine canas, es menester que engalanes tu hogar con banderines y globos multicolor. Es opcional pero recomendable poner alguna señal en ventanas o puertas para anunciar al mundo tan importante evento. Merece mención especial el cumpleaños número cincuenta, al que se denomina ver a Abraham o a Sara dependiendo de si eres hombre o mujer. Aquí la humillación pública se torna obligatoria y la tradición manda que tus amigos y familiares coloquen el muñeco de un viejo o vieja delante de tu puerta. A su elección queda si te agasajan con un monigote chiquitico o un titán inflable en la senectud que llegue más arriba que tu humilde tejado.
Los aniversarios.. de lo que sea deben celebrarse también como es debido. Jubilaris se llaman, no os confundáis como me pasó a mí cuando un jefe mayorcete apareció una mañana con el cartel tradicional de jubilaris sobre su mesa y fui a preguntarle que cuando era que se retiraba.
Otra cuestión protocolaria muy importante en los Países Bajos consiste en regalar una tarjeta postal firmada a cualquiera que se encuentre en una de las situaciones citadas anteriormente... o en cualquier otra. Existen postales impresas adaptadas a cualquier situación imaginable. Aniversarios de todo tipo, bodas, nacimientos, enfermedades... ¿Cuál fue la reacción de mi ex compañera de piso holandesa cuando la informé acerca de mi accidente? No me contestó al email... me envió por correo una postal de mejórate a casa. En el trabajo mismo nos hacen firmar y escribir un mensajito estúpido en una tarjeta cada vez que alguien está de cumpleaños, como quien deja su impronta en una carpeta clasificadora de quinceañera de primero de BUP. Dado que la empresa va creciendo y ya somos casi cincuenta, esto nos obliga a trabajar a una media de una firma cada cuatro días laborables y medio. Con este percal no es la primera vez que alguno se equivoca y estampa un rotundo "¡Felicidades!" en la tarjeta dedicada a un compañero que está en el hospital o acaba de ser despedido.
Pues bien, toda esta metralla tiene que salir de algún lado. Y dado que en Holanda no se encuentran bazares chinos ni tiendas de todo a cien, y además el catálogo de artículos festivos que necesita esta gente es taaaan extenso, es lógico que existan tiendas especializadas en este tipo de material: las llamadas feestwinkels. Hasta ahora jamás había osado poner el pie dentro de una de ellas pero hace unos días, dando un paseo, me topé con unas puertas abiertas de par en par custodiadas por un payaso de globos de las que brotaba una música sospechosa a volúmenes nada despreciables. Coincidiendo con los carnavales, una feestwinkel desplegaba sus armas más poderosas para incitar a los viandantes a aventurarse en sus dominios.
¿Quién podría llevar la contraria a ese payaso que dice ENTRA?
¿Cómo es exactamente una feeswinkel por dentro? - os estaréis preguntando -. Lo principal es la música ambiental. Durante toda tu estancia en el establecimiento tus oídos se verán regalados con un conjunto de piezas que son a la vez carnavalescas y holandesas al ciento por cien. Estas dos cosas son mucho decir ya por separado, así que imaginad las cotas de maestría que se alcanza cuando se combinan. O escuchad el siguiente ejemplo que, al menos ese día, los empleados de la tienda bailoteaban con manos falsas y otros objetos de broma adheridos a su ropa.
Por lo demás imaginad una orgía de plásticos brillantes y purpurinas que engloba en unos cuantos metros cuadrados todas las horteradas festivas que acabamos de describir y muchas, muchas más. Las tiendas están saturadas a mas no poder, pues por cada diseño dedicado a los cumpleañeros albergan un modelo para cada posible edad, del uno al cien. Qué es eso de vender un paquete de velas genérico y que cada uno se apañe colocando las que tocan, habrase visto la despersonalización.
¡Disfrázate de señor de smoking montado en chocobo!
(Mega) sección de cumpleaños, sección de nacimientos, de bodas, sección de halloween con sus toneladas de telarañas y murciélagos e incluso uno de esos cuadros holográficos que tanto flipaban a la gente setentera en el que cuando te mueves a la gioconda le salen cuernos y colmillos de vampiro, y por último la sección de carnaval, la más grande y en la que cohabitan pelucas, caretas y disfraces de cuerpo entero desperdigados sin ton ni son. ¿Os suenan las típicas diademas que traen acoplados cuernos de diablesa u orejas de conejo a lo playboy? Pues aquí además de estos modelos básicos los venden de jirafa, de dálmata, de elefante... Narices de payaso, sí, pero también narices puntiagudas de Usuff o mini morritos de tiburón (?). Gorros de gallina, de cerdito, de agente del FBI o de maceta con flores, lo que todos necesitamos para renovar nuestro fondo de armario. En definitiva, tonterías carnavaleras a raudales pero... ¿os podéis creer que no encontré clásicos como cacas de plástico ni bombas fétidas?
¿Y qué pasa si necesitáis con urgencia alguno de estos artilugios pero encontráis vuestra feeswinkel cerrada? Al igual que los bares que tienen máquina de tabaco para emergencias, en el aeropuerto de Amsterdam encontraréis a vuestra disposición máquinas de imprimir pancartas in situ, para que jamás de los jamases dejéis de recibir a vuestros seres queridos con la ostentosidad pública que se merecen.