La OIT continúa buscando mejoras para el sector doméstico

Publicado el 06 junio 2011 por Hogaradas @hogaradas

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) advirtió sobre la necesidad de establecer durante la 100a. Conferencia de la entidad las herramientas legales de protección para los trabajadores domésticos ante la fragilidad de la normativa a nivel mundial y el crecimiento de la actividad, que en los países en desarrollo llega a l0 por ciento de la fuerza laboral.
La directora del Programa sobre las Condiciones de Trabajo y Empleo de la OIT, Manuela Tomei, resaltó en declaraciones difundidas hoy por la organización que "el trabajo doméstico representa una proporción importante de la fuerza de trabajo: entre el 4 y 10 por ciento del empleo total en los países en desarrollo, y más de 2,5 por ciento en los países industrializados".
Los datos constan en el reciente informe de la entidad sobre Trabajo Doméstico que servirá de base para que las delegaciones de los 183 países que deliberan desde el 1 de junio en Ginebra en la 100a Conferencia Internacional del Trabajo (CIT) avancen en la búsqueda de nuevas normas internacionales para la actividad, que Tomei definió como "una de las formas de empleo más precarias que existen".
La funcionaria destacó que pese a la creciente importancia social y económica del trabajo doméstico esta actividad sigue siendo "insegura, desprotegida y con bajos salarios".
La directora explicó que la gran falta de trabajo decente que enfrentan los trabajadores domésticos "es una consecuencia de su vulnerabilidad legal y social", entre otros factores, como las dificultades de inspecciones de los órganos de control por tratarse de una actividad que se desarrolla mayormente en hogares.
Por otra parte, puso énfasis en que existe un importante crecimiento del empleo doméstico en el mundo debido a los cambios en la organización social y a la intensificación del trabajo en todos los ámbitos, lo que implica una reducción de la disponibilidad de las mujeres para estar en sus hogares, sumado al "envejecimiento de las sociedades, al aumento de la migración nacional e internacional de las mujeres, y el deterioro del suministro de servicios de cuidado y sociales públicos".
Según Tomei, en principio todo este escenario lleva a plantear la necesidad de contar con una normativa internacional específica, pero además "el trabajo doméstico corresponde al trabajo que tradicionalmente realizan las mujeres sin retribución y que, por consiguiente, es percibido como carente de valor y ajeno a la economía productiva", lo que explica "por qué los trabajadores domésticos por lo general reciben bajos salarios y suelen estar mal pagos o no percibir salario alguno".
Un tercer motivo para buscar reglas internacionales para el sector es que "los trabajadores domésticos tienen un poder de negociación limitado, ya que representan una fuerza de trabajo `invisible´ y aislada, sin colegas a quien pedir apoyo u orientación sobre lo que puede ser considerada una solicitud razonable o un tratamiento inaceptable", seńaló la directora.
"Cuando se trata de trabajadores migrantes, su aislamiento puede ser aún mayor, dado que con frecuencia no dominan el idioma local y no cuentan con familiares ni otras redes de apoyo a las cuales acceder. Todas estas características refuerzan la percepción del trabajo doméstico como un trabajo `no real´ y, por consiguiente, contribuyen a la falta de reconocimiento y cuidado de este grupo de trabajadores", precisó.
Tomei consideró que las normas internacionales que existen en la actualidad "no ofrecen una orientación adecuada sobre la manera de garantizar una protección significativa a los trabajadores domésticos".

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