Seguramente, como es común en el inicio del campeonato, muchos dirán que el desempeño de los equipos tiene que ver con que todavía están cargados por la pretemporada. Pero ni esa “frase hecha” ni cualquier otra podrá explicar porque, tanto River como Tigre, jugaron así de mal. En cierta forma, Juan José López había avisado que este equipo sería bastante conservador de visitante, sin embargo, particularmente hoy jugó con cinco defensores (Juan Manuel Díaz y Paulo Ferrari venidos a mediocampistas) y con Mariano Pavone solo arriba.
El partido en sí se caracterizó por tener miles de jugadores luchando, trabando y despejando la pelota en el mediocampo. La imprecisión también se hizo presente, ambos equipos erraron pases cortos y sencillos. Por el contrario, a casi nadie se le ocurrió jugar la pelota por abajo, juntarse, abrir la cancha e intentar llegar con claridad. Paradójicamente los dos terminaron el encuentro con tres delanteros, en un intento desesperado por conseguir la victoria.
Los enganches de River, Erik Lamela (no tuvo un buen partido) y Manuel Lanzini, se pudieron encontrar a penas dos veces durante el partido: Una vez en la primera parte que derivó en un tiro desviado de Pavone y otra en la segunda donde sucedió lo mismo con Ferrari. Aún así el “Millonario” dispuso de las mejores ocasiones; la más clarita fue la del ex hombre de Estudiantes de La Plata, que se sacó dos jugadores de encima, tiró un centro-arco que Leandro Caruso no pudo empujar. Por su parte, Tigre, intentó llegar mediante centro para Denis Stracqualursi y pelotas paradas pero ninguna tuvo rédito, salvo un rebote que Mariano Echeverría tiró por encima del travesaño.
Ojalá que ambos equipos se hayan guardado algo de fútbol para la segunda fecha. Por lo pronto, River jugará el próximo domingo, de local, contra Huracán y Tigre enfrentará el lunes a Arsenal en el Viaducto.