Últimamente duermo bastante mal, preocupaciones personales, cansancio acumulado, dolor de espalda, miedo a caer en el sueño y que vuelvan a aparecer las pesadillas... Un sinfín de motivos impiden que me meta en la cama y me quede placidamente dormida. Necesito relajarme, tener la luz encendida y leer un rato para poder caer en los maravillosos brazos de Morfeo. A estos problemas se unió que anoche, a las doce, cortaron el suministro eléctrico en mi edificio una hora entera. Estabamos avisados, están cambiando los contadores y necesitaban ese tiempo para hacer arreglos. Lo organizaron genial, eligieron una hora en la que se supone que todo el mundo está durmiendo y no iban a molestar a los vecinos. Pero a mí si me influyo, no podía ver la tele, coger el libro o simplemente ir al baño. No podía dormir y poco más podía hacer, lo que me produjo un poco de ansiedad, me sentía incapacitada, atada de pies y manos, como si me hubieran robado un pedazo de libertad.
He comenzado a ver una serie americana llamada Revolution, no especialmente buena ni recomendable, pero que parte de una premisa muy curiosa: un buen (mal) día, se produce un apagón en el planeta Tierra y a partir de ese momento no se puede recuperar la energía eléctrica. El mundo tal y como lo conocemos desaparece y hay que inventarse una nueva forma de vivir. La anarquía y el caos comienza a reinar en el momento en el que las personas dejan de tener un bocado que llevarse a la boca. Hay que volver al campo, empezar de nuevo a cultivar, organizarse sin medicinas, comida, ordenadores, etc...
Es difícil visualizar cómo podríamos vivir en estos momentos sin ordenadores, sin aviones, sin coches... Los móviles dejarían de funcionar y las comunicaciones serían imposibles. Si el apagón te ha pillado lejos de casa, tu casa que está solo a tiro de avión, es posible que no vuelvas nunca a ver a los tuyos ya que los viajes se asemejarían a los realizados por Colón y los grandes descubridores. Deberíamos volver a la caza y a inventarnos todos los avances que creíamos tener asegurados. La gente volvería a morir de enfermedades que hace siglos que estaban erradicadas, no se podrían fabricar medicamentos aún conociendo las fórmulas magistrales... Vamos, una locura... Y eso cuando ya hubiera pasado el momento inicial de pánico, choques de trenes, caídas de aviones, muertes en hospitales por fallos en los aparatos, etc, etc, etc...
Todo el tinglado político se iría al traste (mira, eso no estaría mal, oye) y los espabilados de siempre, o los que hayan acumulado más armas, dominarían al resto imponiendo sus leyes a golpe de terror y amenazas (esto no estaría tan bien, aunque, no sé, tal vez tampoco esté tan alejado de lo que vivimos ahora, ¿no?)
No sé, tal vez toda esta reflexión sea fruto de no haber dormido casi nada, una especie de alucinación en mi cabeza debida a la falta de sueño, pero da verdadero vértigo imaginarse un mundo así, ¿verdad? ¿Tan dependientes somos de la electricidad? ¿Os podéis imaginar un mundo sin luz, a oscuras?