Sábado 26 de noviembre, 18:00 horas. Sala de cámara del Auditorio de Oviedo: Retransmisión desde la Sala Nervi de El Vaticano del Concierto Extraordinario de la OSPA (director: Max Valdés).
El propio Maestro dió el titular en la prensa: "tocar en El Vaticano va más allá de lo musical", y los aficionados que casi llenamos la sala de nuestra segunda casa no quisimos perdernos la retransmisión que la Televisión Vaticana nos brindó en directo con una realización pésima -increíble que no conozcan lo que supone retransmitir un concierto- y una toma de sonido deficiente donde apenas pudimos disfrutar de matices por una fatal ecualización que hacía demasiado presentes instrumentos puntuales (arpa, triángulo, glockenspiel...) y como en un oscuro túnel una cuerda que seguramente en la propia Sala Aula Pablo VI, como el resto de la formación, sonó celestial. Desconozco si este fallo era del equipo de sonido que emitía la señal para los presentes, del satélite o de una mala ecualización del directo a pesar del bosque de micrófonos que estaba plantado entre los músicos de la orquesta asturiana.
Con todo, teniendo el orgullo de haber compartido butaca entre mi querido y admirado Alfonso Ordieres Rivero y su esposa (disfrutando con los primeros planos de su hijo Pedro), la ocasión era única llevando a nuestra OSPA a un escenario de proyección mundial con un repertorio que dominan a la perfección y que trabajaron duramente los días previos al viaje.
Las notas al programa escritas desde Asturias por los críticos y profesores habituales de nuestra tierra, están enlazadas en los títulos de las obras, pues evidentemente no estábamos in situ. Desde aquí agradecer a Marta Barbón como responsable de prensa el detalle de ponerlas en el Facebook© de nuestra orquesta, así como el discurso final del Santo Padre (El Comercio Digital ya lo recoge en la edición de hoy sábado).
Del programa ofrecido abrimos boca con la Danza ritual del fuego de "El amor brujo" (Falla) y los arreglos de Jesús Rueda sobre Lavapiés y Triana de la Suite "Iberia" (Albéniz) que no son precisamente de los más logrados, aunque lo hispano nada rancio y más contemporáneo prime en estas orquestaciones donde todas las secciones tienen protagonismo.
Lo mejor y más emotivo la Suite nº 2 de El sombrero de tres picos (Falla) que causó furor a la vista de los aplausos que interrumpieron el penúltimo número. Daba gusto contemplar a los solistas dando lo mejor en un concierto que sabían histórico, sin olvidar los sudores del maestro chileno que vio recompensados sus años entre nosotros. Albéniz y Falla, dos compositores "al modo español" que titula Ramón Avello en su nota.
El Poema Sinfónico Don Juan, Op. 20 (R. Strauss) tiene de español la temática pero sonoridades puramente germanas, tal vez petición del propio Ratzinger, y justo lo contrario que el Capricho Español, Op. 34 (Rimsky-Korsakov) para poner un broche a la hora de música sinfónica desde Asturias hasta el mundo, con ese Fandango asturiano que el Papa recordó en su discurso de agradecimiento con gran parte hablada en castellano, así como la Virgen de Covadonga también presente en sus cariñosas palabras.
La TPA emitirá este domingo 27 este concierto que intentaré grabar para su posterior archivo como documento histórico. Gracias a todos los que han hecho posible el hito, así como los representantes institucionales, esperando sea signo inequívoco de apuesta por la cultura, la música y por nuestra OSPA que se convirtió en la primera orquesta española de titularidad pública que actúa en esta sala única con Benedicto XVI presidiendo el concierto.
No quiero olvidar al quinteto VentArt de profesores de la propia OSPA que pusieron el aperitivo el viernes para la Academia Real de España en Roma. Con semejante embajada musical el nombre de Asturias resonó en el Orbe hasta con bendiciones celestiales.
P. D.: Crítica nacional en La Razón de donde es la foto superior, y regional en El Comercio Digital en la edición del mismo sábado.