La semana pasada comentamos ya una de las piezas de este año: el niño que prefería un regalo sencillo pero familiar (un molde para hacer galletas) antes que las frías y exageradas propuestas de sus mayores.
Hace pocos días, IKEA ha continuado la campaña con “La otra carta”, un experimento que está siendo muy popular (2'5 millones de visitas en 4 días) en el que pidieron a niños de diez familias que escribieran una carta a los Reyes Magos. Cuando ya la habían escrito, les pidieron que escribieran “otra carta”, dirigida a sus padres.
La pregunta que la marca de muebles se hace es sencilla: ¿por qué nos empeñamos en regalarle siempre a los pequeños lo que no quieren? Y es que las cosas que pedían en la carta de los Reyes Magos eran las que veían en la televisión: juguetes, consolas, muñecas. Algo bastante diferente de lo que pedían –con la inocencia de su corazón- en la carta a sus padres: pasar más tiempo juntos, jugar más al fútbol con ellos, cenar más en familia…
La sorpresa llega al final, cuando el entrevistador hace la última pregunta: “Si sólo pudierais escribir una carta, ¿cuál de las dos escogeríais?”.
Ahora que la Navidad nos invita a ser francos y sinceros, me pregunto y os pregunto: ¿Cuál creéis que escogieron esos niños? Y es que a veces –como bien señala el anuncio– nos empeñamos en darles algo distinto a los regalos que ellos más desean.