Vivimos en un mundo globalizado. Siempre ha sido así, aunque no lo percibiéramos de este modo. Al menos en el aspecto biológico. Conocemos como biosfera a la parte de La Tierra que acoge la vida. Esta vida se reparte en una delgada capa por toda a superficie del globo. Es la biosfera del "Antropoceno". La que ha tocado vivir a las especies que comparten época con el ser humano. Más correctamente con los seres humanos, ya que no normal siempre ha sido que existiesen varias especies. Aunque el éxito de la nuestra parece indiscutible, el futuro se avecina negro y lo cierto es que la humanidad está en su momento menos diverso. Desde hace unos 30.000 años, algunas fuentes lo retrasan a 25.000, estamos terriblemente solos.
Los seres vivos se reparten en Regiones biogeográficas (imagen wikipedia) donde la fauna y flora son más o menos comunes y que se corresponden en cierto modo con los continentes y el aislamiento geográfico de unos con otros. Y dentro de esas zonas biogeográficas, existen diferentes ecosistemas. Pero existe conexión entre estas zonas. Los grandes movimientos migratorios conectan continentes. Los vientos que arrastran el polvo del Sahara hasta la Amazonía fertilizándola, conectan continentes. Las corrientes oceánicas, conectan continentes. Los devastadores Tsunamis llevan la destrucción más allá del lugar donde se produce el terremoto y los asfixiantes gases de los volcanes en megaerupciones, también conectan continentes. Así pues, el mundo, siempre fue global. Pero esto siempre ha sido una globalización ordenada. Los habitantes de los ecosistemas, están adaptados y preparados para subsistir en su nicho ecológico, es decir, justo en el lugar de su ecosistema que es ajustado por la coevolución con sus vecinos vivos y no vivos de modo no se desplazan de él por propia inicativa.
Pero hemos cambiado las reglas del juego. Al mundo biológico global, hemos aportado nuestra visión particular, la económica. La codicia humana, siempre buscando el máximo beneficio económico explotando para ello cualquier cosa que se tenga a mano, ha creado su obra destructiva mayor. La economía globalizada. Hemos construído "islas" de diversos tamaños que se trasladan de unos continentes a otros portando pasajeros involuntarios. Del mismo modo que Robinson Crusoe acabó en una isla desierta donde no había ningún otro ser humano y se tuvo que hacer sitio, miles de seres se ven arrancados de los lugares donde habitan y son arrojados a un mundo hostil donde han de encontrar su alimento, su hogar y si pueden, reproducirse.
Miles de especies de plantas, hongos o animales son trasladados de un continente a otro como plantas ornamentales o alimentos, como mascotas, o como acompañantes a estas ya sea en su interior o exterior de forma premeditada o no. La liberación de estos seres vivos supone un cambio en el lugar a donde llegan que en ocasiones puede ser brutal. Una novela, Jurassic park, de M. Crichton y toda la saga de películas que se inspiraron en ella, especulan incluso con la posibilidad de rescatar e importar seres vivos de otras biosferas ya perdidas. De algún modo, la extracción del petróleo, el carbón y el gas, nos traen los humos de la combustión de bosques que ya desaparecieron hace cientos de millones de años. Unos bosques en cuya sombra jamás se cobijó ser humano alguno. El peligro de revivir fósiles no solo proviene de que estos sean grandes carnívoros. Nosotros hemos revivido incendios en bosques lejanos en el tiempo millones de años. El hecho de sumar a la combustión de nuestros bosques vivos los de aquellos que vivieron hace millones de años quemando sus productos fósiles, no puede dejar indiferente a nuestra biosfera. Hemos globalizado económicamente no nuestra biosfera, sino que hacemos uso incluso de las biosferas pasadas.
Otros seres vivos amplían su distribución al cambiar las condiciones climáticas y poder subsistir en lugares donde antes no podían. Esto no se puede considerar una invasión ya que las forma de conquistar nuevos territorios se debe a la expansión del área que posibilita la subsistencia de especies que antaño estuvieron reducidas a otros entornos e incluso a zonas biogeográficas diferentes. Es el caso de la Monarca africana (
Danaus chrysipus), una mariposa que se encontraba al sur del Sahara, en tierras africanas y que se está expandiendo por el entorno litoral Mediterráneo, también por España. En la foto, un ejemplar que apareció muerto en Montañana, un barrio rural del Zaragoza, donde yo vivo. El barrio está comunicado por autopista con el litoral mediterráneo. Que la especie no se haya citado como reproductora en Zaragoza puede deberse tanto a que la población aún es pequeña y pasa inadvertida, como a que el ejemplar hubiese podido viajar con algún medio de transporte de forma involuntaria y fuese solo un ejemplar.
Pero no sólo estas mariposas son las que pueden venir en medios de transporte desde el litoral. En los boj (
Buxus sempervirens) que tengo en el bosque-jardín, hemos encontrado orugas de la polilla del boj (
Cydalima perspectalis). Esta polilla, que no encuentra depredador natural en Europa, ha aparecido transportada de forma involuntaria desde su lugar de distribución original, el continente asiático. Apareció en Alemania en 2006, en plantas de boj importadas de Asia, extendiéndose paulatinamente al resto de Europa, llegando a España en 2014. Llegó a Rusia en 2016, infectando planta importada con motivo de los juegos olímpicos de invierno en Sochi y en 2019, se detectó en Toronto, Canadá. En Aragón está citada en la parte limítrofe de la comunidad Navarra y no sé si ya en la zona limítrofe con Cataluña. Una cita en Perdiguera, en una maceta del entorno urbano y ahora, dos años consecutivos en mis tres pequeños arbustos de boj que tengo en el bosque-jardin y que llevan plantados ya desde 2017. Quizá el año pasado no pude eliminar todas las orugas y por eso reaparece.
Un caso semejante es el del picudo rojo, (
Rhynchophorus ferrugineus). Llegó a España sospechosamente a Andalucía en la época de la Expo de Sevilla de 1992, y a Zaragoza, en los años de la Expo del agua 2008. Probablemente, con la importación de plantas infectadas. Cuando se hacen obras grandes y se importan más plantas, es más fácil que se cuele alguna planta con "sorpresa". De momento, el picudo no se alimenta de palmitos, que es la especie autóctona, sino con las diferentes especies de palmeras ornamentales, que si bien es un daño indeseado, es poco probable que provoque un impacto brutal en el medio ambiente y sobre las especies autóctonas. A la izquierda una foto de una caja explicativa que preparé para poner en la entrada de la piscina donde trabajaba para que quienes hacían uso de las instalaciones supiesen quien se comió la palmera que teníamos. con los años los bichos han perdido su color originalEn resumen, toda nuestra actividad de transporte internacional que se ha incrementado en los últimos años con la globalización nos muestra un futuro poco prometedor. Sabemos que grandes civilizaciones anteriores a la nuestra han acabando colapsando. (
pinchar aquí para ver entrada El tiempo está loco, y nosotros también.) La ventaja que tenían, es que cuando aquellas civilizaciones colapsaron, el resto del planeta no se resintió y las personas que vivían en otros lugares nunca fueron conscientes de ese colapso. El problema actual, es que la civilización es global, y cuando colapse, lo hará también de forma global.
El lugar histórico donde nos encontramos ahora, cuando hemos llegado a los límites del consumo, y parece que no habrá combustibles para todo, dos opciones nos quedan tan sólo. Decrecer de forma ordenada para intentar evitar el colapso, o llegar a él y esperar a ver como administramos la situación. Que cuando más riqueza se está generando en toda la historia de Europa y con todos los países unidos, personas que huyen de guerras y hambre estén siendo confinadas en recintos vallados como ya fueron confinados por Francia los españoles que huían del fascismo en el año 1939, nos indica cual va a ser la reacción cuando no haya materias primas para todo el mundo con las que seguir llevando este gasto . Toda Europa entera no ha sido capaz de acoger en mejores condiciones que cuando Francia tuvo que hacerlo en solitario y con un escenario económico no tan bueno. En la civilización del egoísmo globalizado, quien sabe lo que deparará el futuro...