La primera vez que vi esta novela juraría que fue en el blog o en el facebook de Bookworm, y aunque ella y yo solemos coincidir en algunas opiniones en otras también disentimos, creo que esto es la magia de la literatura que un mismo libro habla de sensaciones diferentes según el lector que lo aborde. Pero ya en aquella opinión pude intuir, que la novela iba a hacer mis delicias, y además encaraba un tema que yo al menos no tengo muy trillado ni leído, así que el disfrute sin lugar a dudas iba a ser doble.
Con estos argumentos ya podéis imaginar que cuando aquel día la vi disponible en la estantería de novedades no pude dejarla ahí, tenia que aprovechar la oportunidad, y aunque ya tenía al menos otras dos novelas empezadas le di prioridad porque sabía que no iba a tener la posibilidad de renovarla, y no me equivoqué.
Vaya por delante que es una novela que me ha sorprendido, una opera prima muy buena, que me ha desconcertado en varios momentos porque no sabía muy bien donde me quería llevar, hasta que las piezas empezaron a encajar y como por arte de magia como si se tratara de un engranaje perfecto la trama circula ante tus ojos, sin embargo siempre ha estado ahí.
Pocos son los datos que se conocen de Suzzane Rindell, tan pocos que se circunscriben a sus estudios deLiteratura inglesa en la Universidad de Rice, y el master que en el momento de la publicación de la novela estaba estudiando y que supongo que ya habrá terminado. Aunque La otra mecanógrafa es su opera prima ha publicado relatos y artículos en revistas como Nimrod, Crab Ochard Review o Conjuctions on line.
No os asuste que sea una opera prima, porque es una novela muy bien estructurada, con unos personajes muy interesantes y que mantiene la tensión y el suspense desde la primera a la ultima página.
Argumento
En 1922, la jornada laboral en la comisaria del distrito del Lower East Side, en Nueva York, transcurre al ritmo impuesto por una nueva ley que prohibe la producción, venta y transporte de bebidas alcohólicas.
El trabajo se va acumulando, pero Rose Baker no se queja: es mecanógrafa de profesión y su tarea consiste en escuchar y reproducir fielmente las palabras de los delincuentes que cada día desfilan por el edificio.
Robos, sobornos y delitos de sangre son su pan de cada día, así que parece una mujer difícil de impresionar, pero todo cambia la mañana en que Odalie entra a formar parte del equipo: mientras Rose lleva el pelo castaño recogido en un discreto moño, la recién llegada se atreve a estrenar melena a lo garçone, a fumar y a frecuentar los mejores restaurantes, sin preocuparse demasiado por la cuenta. Su mirada fascina a hombres y mujeres, y Rose cae en sus redes, viviendo con ella los placeres ocultos que reserva la ciudad de Nueva York a quien sabe disfrutar lo bueno.
¿Qué es mentira y qué verdad en la vida de Odalie? Habrá que leer hasta la última página para entender el juego perverso, deudor de la novela negra y del mejor cine, que el talento de Suzanne Rindell convierte en gran literatura.
Impresiones
La novela esta narrada en primera persona por Rose Baker y desde el primer momento en la narración sobrevuela la fatalidad, ya que forma parte de los recuerdos de la protagonista y no sabemos muy bien donde se encuentra. Sin duda es la pregunta que más nos asalta conforme va avanzando la historia, donde está Rose y porque nos cuenta esas vivencias.
La novela pues nos ofrece solo un punto de vista, el de Rose, y además la autora juega con el lector, porque en ocasiones la propia Rose duda de que sus recuerdos sean fidedignos, así el lector en más de una ocasión termina desconcertado, pero al mismo tiempo pegado a las páginas para poder desentrañar el tremendo misterio que oculta. Ya habréis podido intuir que a penas hay diálogos y por el contrario abundan las descripciones, hasta el punto de hacernos una composición muy clara de las costumbres de la época, del vestuario femenino, incluso de los bajos fondos neoryorkinos donde se burla la Ley Seca, también de los ambientes de lujo y ostentación donde se mueven nuestras protagonistas.
Hay que destacar dos puntos fuertes en esta novela, uno son sus personajes, con un gran carisma y dibujados con muchisima precisión y la otra es la ambientación, y ambos merecen un apartado para desarrollarlo
Personajes
Sin duda los personajes principales son Rose y Odalie, dos mujeres muy distintas y que sin embargo se
Rose Baker: Es una mujer gris, anodina, que no destaca por nada y que podría pasar desapercibida en cualquier lugar. Criada en un orfanato, desde pequeña aprendió a mimetizarse con el entorno, a no llamar la atención, ello le valió el reconocimiento de las monjas y una educación que le abriría las puertas a un futuro muy distinto del que le hubiera correspondido como huerfana.
Su vida da un giro radical cuando el exceso de trabajo aconseja contratar a otra mecanografa, y Odalie entra en su vida, poniéndola patas arriba, y dando al traste con todo lo que hasta ese momento había constituido la vida de Rose.
Desconfiada por naturaleza e inteligente, llama la atención el modo en el que se deja envolver en la telaraña del lujo, la ostentación y las actividades de Odalie, aunque hay momentos en que el lector llega a pensar cuanto hay de verdad en lo que cuenta, y cuanto calla o esconde, ya que las pruebas no la eximen precisamente y aquello que la acusa con más insistencia son sus propias notas a modo de diario.
Odalie es la otra mecanógrafa y el contrapunto de Rose, con una personalidad arrolladora Odalie pone patas arriba la tranquila convivencia de la comisaria en forma de sutiles sonrisas cargadas de dobles sentidos. La amistad que une a las dos mecanografas va cimentandose en malos entendidos y después en una fe ciega, parece que compre la resistencia de Rose, colmándola de lujos, de vestidos y fiestas a las que ella no podría tener acceso con su sueldo.
Llama la atención la despreocupación con la que gasta el dinero, las comidas en restaurantes de lujo, las fiestas clandestinas, los desplazamientos en taxi. Odalie sin duda tiene clase y emana distinción, atrevida y coqueta luce un corte a lo garçone que es la envidia de Rose, aunque no se atreve a reconocerlo.
A pesar de la historia estar contada por Rose es el personaje que más magnetismo despliega, su habilidad para manipular a la gente no tiene limites, hasta personas que Rose consideraba incorruptibles, pero a medida que avanza la trama no puedes dejar de preguntarte si en algún momento llegó a traspasar esa fina línea que separa el amor del odio.
La amistad de Rose y Odalie merece una lectura entre líneas y es uno más de los juegos de la autora que llega a confundirnos con la sexualidad de Rose, aunque ella machaconamente desmiente lo que se desprende de sus palabras, y otras lo afirma, no queda más que seguir avanzando en la historia para ve en que desemboca esa amistad sobre la que desde el principio sobrevuela la fatalidad.
La ambientación
Comentaba al principio que la novela transcurre en una época que al menos para mi no está muy trillada literariamente como puede serlo la guerra civil española, la II Guerra Mundial, o incluso el periodo entre guerras... La trama nos retrotrae al Nueva York de los años 20, en los que se promulga la Ley Seca y con ello empiezan a florecer los bajos fondos y aumenta el trabajo de las comisarias encargadas de contener tanto la fabricación como el consumo de alcohol.
Suzanne Rindell nos pasea por ambos mundos, por el que se paseaba Rose antes de conocer a Odalie, un mundo de carencias en todos los sentidos, donde la mujer se veía obligada a encontrar un trabajo para mantenerse o a casarse para depender del marido. Y el mundo de las fiestas, el lujo y la ostentación, de la clandestinidad y la ilegalidad, por el que comienza a moverse cuando Odalie la convence para compartir vivienda.
Ambos mundos están dibujados con guante blanco, hasta el punto de que es posible pasearte por ellos, palpar la falta de alimentos e incluso de vestidos, la ansiedad por encontrar un buen partido que te solucione la vida, la falta de intimidad en las casas de huéspedes, los pequeños hurtos y las envidias. Pero también la despreocupación en el gasto, las fiestas en locales clandestinos, los vestidos de lujo, los desplazamientos en taxi, la moda de los años años veinte.
En ocasiones da la sensacion de que es casi cinematográfico, es posible imaginar el vestuario de las protagonistas, los complementos, el recogido o el lustre del pelo. También las sombras que envuelven la noche cuando se desplazan a fiestas de incógnito. Sin duda la magistral pluma de Suzanne es capaz de situarnos en los maravillosos años veinte, en todo su esplendor.
Conclusión
Nos encontramos ante una novela de suspense sicológico, sin duda deudora de la novela negra americana clásica, llena de dobles sentidos en los que tendremos que averiguar que hay de verdad en la historia que nos cuenta Rose. Una novela que hay que saber leer entre líneas, que nos desconcertará y nos hará disfrutar hasta la última línea.
Una historia de maldad, de perfidia, en la que llegaremos a dudar de quien es la víctima, en la que las piezas irán encajando poco a poco hasta crear un engranaje perfecto que hará nuestras delicias. Una novela con un mensaje claro, como pueden influir los demás en nuestras, quizás llevado a extremos que no son habituales, aunque quien sabe.
Si quieres una novela con una ambientación soberbia y nada trillada, personajes bien perfilados y una prosa atractiva, esta es una buena opción, seguro que te hará pasar un buen rato.
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