Leer | 2 Pedro 3.3-9 | Lo más probable es que usted haya escuchado el mensaje del evangelio varias veces antes de haber puesto su fe en Cristo como Salvador personal. Pero, a veces, aunque conocemos la verdad, decidimos seguir con la vida que llevamos. ¿Por qué tolera el Señor este pecado?
Porque la paciencia es uno de los atributos de Dios; esto es evidente en su misericordia al refrenar el castigo de quienes están implicados en el pecado a largo plazo. La paciencia del Señor tiene un motivo y un propósito. Dios nos ama y espera pacientemente que cada uno de nosotros llegue a conocer como Salvador a su Hijo Jesucristo.
La segunda razón de la paciencia de Dios tiene que ver con nosotros, como creyentes. Él entiende nuestra carnalidad innata y las tendencias pecaminosas que resultan de ella. Por tanto, sabe que tenemos mucho que aprender después de llegar a la fe.
Sin embargo, podemos abusar de la paciencia de Dios cuando lo malinterpretamos (Sal 50.21). ¿Alguna vez hizo usted algo que sabía que estaba mal y se sorprendió al salir bien librado de la situación? Hay ocasiones cuando no sucede nada como resultado de un pecado particular, y pensamos que Dios lo ha pasado por alto. Sin embargo, Dios es muy claro al decirnos que no podremos vivir en desobediencia sin sufrir las consecuencias.
¿Ha estado Dios trayendo convicción de algún pecado que está queriendo ignorar? Confiéselo y reconozca delante del Señor que eso está mal; arrepiéntase y apártese del pecado; y dele gracias por tener paciencia con usted.
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