En ocasiones me he referido a Emma Riverola, periodista que publica artículos casi diariamente en El Periódico, y que con independencia de que a menudo discrepo de su opinión y de su manera de pensar y aunque en ocasiones esté de acuerdo con sus opiniones, tiene una característica que no me gusta nada: el insulto fácil.
En sus escritos, y por encajar entre aquellos a quienes atacaba en algún artículo, me ha calificado como miserable, tonto, por supuesto fascista e islamófobo, ignorante, necio, mentiroso o de dar credibilidad a mentirosos, etc., etc.
Esta última semana ha publicado dos artículos que no los adjunto porque no quiero ensuciar mi blog, que son una clara demostración de que esta señora se siente con derecho a insultar a los que tenemos la desfachatez de discrepar de Su Excelencia, y que, aunque desconozco donde estudió no le enseñaron algo que se llama profesionalidad.
En el primero se refería a Gabriel Rufián a quien llamaba de todo, pero lo más curioso y casi divertido es que, basándose en que Rufián había llamado gangster a de Alfonso en el comité del Parlamento sobre la guerra sucia contra Catalunya, afirmaba que Rufián, aparte por supuesto no tener razón, estar en el lado equivocado y muchas cosas más, frecuentemente, según ella, hace uso del insulto, lo que es imperdonable. Es curioso que la inmensa viga en el ojo de la señora Riverola le haya permitido ver una pajita en el ojo de Rufián.
El segundo artículo era sobre el ataque ordenado por Trump contra la base aérea siria que se supone usaron para bombardear con gas, y una vez más llenó de insultos a Trump y a los países europeos por apoyarle. Hasta aquí nada anormal, lo curioso es que a lo largo de todo el artículo no suelta ni una sola crítica contra Rusia y el dictador El Assad, a los que solo menciona como si pasasen por allí por casualidad, que son de muy largo los que han causado más víctimas civiles de manera inhumana y sin contemplaciones.
El conflicto Sirio es complejo y difícil de solucionar porque por un lado está un dictador tiránico apoyado por Rusia y por el chiismo iraní, y por otro el Estado Islámico y otras organizaciones radicales islámicas, y no creo que este feo pastel lo vaya a solucionar Trump, pero explicado por periodistas como la Riverola puede resultar en un inverosímil relato de ciencia ficción, eso sí, lleno de insultos.