La palabra exacta

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Ahora que tengo poco tiempo para pensar, para divagar y estar conmigo misma, ahora que no paso de lo urgente a lo prioritario -como decía un gran amigo-, ahora admiro aún más si cabe a aquellas personas que en sus discursos van al grano, dan en la diana, siempre tienen las palabras exactas y de certeras que son a veces dan hasta miedo.

Foto: dreamstime.com

Puede que en algunas ocasiones me haya regodeado en el detalle de un enunciado, pero cada día aprecio y respeto más el tiempo, no solo el mío, ese gran factor que ahora casi no tengo sino para las obligaciones diarias. Por eso -y porque una con los años se vuelve más tiquismiquis- me molesta de manera especial la forma en que muchas personas hacen que pierdas el poco tiempo que tienes, en este caso a la hora de hablar.

“¡Título, subtítulo y entradilla!”, les pido a aquellos con quienes tengo confianza. “Sujeto, verbo y predicado”, que viene a ser algo similar. “¡En neto, por favor!“, que diría otra gran amiga. Creo que quien no sabe dar una información o hacer un anuncio de esta forma mucho me temo que no tenga la avidez para una respuesta rápida y contundente, esas que tanto admiro y que no son, lo admito, mi gran virtud. Quizá por eso, porque me cuesta, me fascina la habilidad de quienes saben dar los datos necesarios, ni más ni menos.

Cuántas veces he deseado saber resolver un conflicto con la palabra exacta, algo así como un jaque mate verbal; cuántas veces me he mordido la lengua por no tener esa respuesta clave; cuántas veces la rabia por no hallar la réplica en mi mente me ha tocado incluso el hígado…

Y hoy, que tengo tan poco tiempo, tampoco encuentro la palabra exacta para explicarme bien.