Le he dado varias vueltas al título de este artículo, y finalmente, he decidido publicar el que precede porque los demás eran o muy ordinarios o demasiado largos para un titular. A lo mejor, así leyendolo en solitario no dice nada, pero estoy seguro que lo entenderán conforme avance este pequeño artículo de opinión.
Ayer me interesé en seguir la sesión del Congreso, cogí el orden del día y ví como a eso de las seis de la tarde, el portavoz del Grupo de Izquierda Plural salía a defender la solicitud de proyecto no de ley que versaba sobre la renta mínima garantizada, eso que habiendo tres millones de parados de larga duración sin prestación alguna no es ninguna tontería.
Comenzaba la exposición de dicho portavoz, en todo momento aparecía en la pantalla este señor hablando de algo realmente preocupante y del que estarían pendiente millones de personas en situación dramática, y aunque no se establecía en el turno de ponentes ni de réplicas, esperaba ansioso ver la contestación de algunos de los cabeza de cartel del Partido Popular -llámese Mariano Rajoy o Soraya Saenz de Santamaría-, pero mi sorpresa fue mayúscula cuando una panorámica del emiciclo mostraba el aspecto desolador al que desgraciadamente nos tienen acostumbrados estos "curritos" como diría mi padre.
Algunos de los que ayer brillaban por su ausencia, son esos que se permiten el lujo de decir a los funcionarios que muchos no dan un palo al agua -increíble pensé-. Mi incredulidad dió paso al cabreo para más tarde llegar a la etapa de reflexión y dudas. Me preguntaba cual es el verdadero sentimiento, si es que lo hay, de esas decenas o cientos de personas que ayer ni se dignaban a aparecer para estar fisicamente dando la cara a algo tan importante -yo les pediría que a todo, pero bueno- como una medida que puede aliviar mucho a personas que están en una situación insostenible.
Este tipo de hechos, demuestra la ineficacia de este tipo de cámaras porque entiendo, que estos textos se los "pasarán" a sus respectivos despachos para que se los lean en casa, y digo yo, en la época 2.0 en la que todo se hace desde la distancia y que ellos mismos demuestran con su ausencia en sus puestos electos ¿por qué pagar dietas y demás gastos por ocupar un sitio que no ocupan?. Incongruencias democráticas beneficiosas eso sí, a toda esta calaña devoradora del bienestar de los ciudadanos.
Sea como sea, no me queda otra que reír cuando recuerdo esas caras desencajadas o apenadas cuando hablan de la situación de crisis, de los casi seis millones de desempleados, del umbral de pobreza, pero luego no son capaces de sentarse a aguantar el "tirón" que es lo que es para ellos un verdadero problema. Esto es lo que podemos llamar, la pantomima de la preocupación.
Por cierto, he de decir que solo ví una cabeza de cartel. Era Rosa Díez que golpeaba su escaño con fuerza en plan hooligan cuando el portavoz de UPyD realizaba su enmienda.