Reconozco que soy un convencido de los medios sociales y de su importancia, cada vez mayor, en nuestra manera de relacionarnos con otras personas tanto en lo profesional como en lo personal.
A diferencia de lo que algunos pueden pensar, los medios sociales hace tiempo que dejaron de ser una cuestión de unos pocos que se encuentran en eventos freakys para compartir su pasión por todo lo que rodea a Internet. Facebook, la red social con más de 400M de usuarios, ya es la principal herramienta para buscar marcas; en twitter, la exitosa red de microblogging, se generan cerca de 50 millones de mensajes diarios y la blogosfera ya reúne a más de 130 millones de personas que de forma más o menos regular opinan, comentan y debaten sobre multitud de temas a través de su propio espacio en Internet.
Una de las principales características del mundo 2.0 es que nos brinda la posibilidad de conocer a personas de ámbitos profesionales muy diferentes al nuestro (Emprendedor, Ingeniería, Audiovisual, Antropología, Turismo, Psicología, RRHH, Marketing, Ventas). Personas con las que compartir opiniones y puntos de vista sobre cuestiones de interés común.
Una gran mayoría de los que participan activamente en la web 2.0 también están convencidos, como yo, de la importancia de los social media. Somos personas que en nuestra faceta de consumidores, esperamos que las organizaciones y las empresas aprovechen el potencial de estos nuevos medios de comunicación para acercar sus marcas a nuestras expectativas.
Utilizamos las redes sociales, los blogs y los eventos para hacer público lo que esperamos de ellas, e incluso nos aventuramos a opinar sobre lo que creemos que deberían hacer. Pero en realidad, lo que estamos haciendo es realimentarnos a nosotros mismos con nuestros propios argumentos. Buscamos reafirmar que nuestra postura es la correcta y que es cuestión de tiempo que la sociedad en general y las organizaciones y empresas en particular se den cuenta de ello y reaccionen.
Y es aquí donde se produce la paradoja. Esta nueva manera de comunicarse tan plural y abierta que son los social media no nos sirve para comunicarnos con aquellas personas que, pudiendo formar parte de este nuevo entorno, deciden voluntariamente no estar. ¿Se trata de miopía o es simplemente escepticismo? ¿cuales son sus argumentos? ¿porqué todavía hay muchos directivos con socialmieditis? Son cuestiones para las que no tenemos una respuesta concreta, al igual que nos cuesta responder de una manera clara y concisa cuando nos preguntan qué es y para qué sirve “eso de los blogs y de las redes sociales”.
Jack Dorsey, creador de twitter, decía recientemente en una entrevista que “la brevedad inspira creatividad”, algo que en el mundo comercial se aplica desde hace tiempo mediante un recurso denominado elevator-pitch. Creo que entre todos podríamos buscar esos argumentos, breves, claros y concisos que nos sirvieran para despertar el interés de los social-media-escépticos y agruparlos bajo el hashtag #twitt-pitch.
Si aceptas el reto, espero en twitter tus respuestas a la pregunta ¿eres capaz de convencer a un social-media-escéptico con 140 caracteres? Y no te olvides de incluir el hastag #twitt-pitch