La paradoja del coaching

En una cultura viciada en la que sólo importa tener cosas, obtenerlas ya y sin esperas ¿qué lugar ocuparía el coaching?
Nos enseñan que podemos obtener resultados rápidos y fáciles: Tome esta pastilla y adelgace, compre este aparato y póngase en forma, estudie sólo estos temas y apruebe el examen, haga lo justo en el trabajo y no se esfuerce demasiado... ¿en serio? ¿queremos vivir así?
Vivir así es vivir de puntillas. Pasar corriendo y sin disfrutar del paisaje. Nos educan para no pensar. Nos educan para no sentir. Nos educan en frustración por no tener más cosas que los demás. Nos educan para fracasar y enfadarnos con el mundo porque no nos tratan como a personas especiales, pero... ¿si te comportas como todo el mundo, por qué tendrían que tratarte de manera especial?
En una cultura en la que prima la recompensa rápida, el coaching resulta paradójico.
Aprender a pensar, reconocer tus emociones, planificar objetivos, esforzarte por conseguirlos, que sólo dependa de tu esfuerzo, que seas tu quien controla tu vida, va en contra de los valores viciados que vemos hoy en día.

¿Quieres ser único?
¿Quieres brillar?
¿Quieres tener el control en tu vida?
¿Quieres conseguir aquello que te propongas?
¿Quieres vivir satisfecho y feliz?
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