Hay libros que parecen peldaños, piedras que asfaltan un
camino, el de un género, el de una literatura. Uno más dentro de un conjunto,
distinto del resto a causa de ese infinitésimo que es el gusto personal. Y hay otros que constituyen algo así como límites, cimas, vértices que solo pueden alcanzarse por tangencia, no digeribles al ciento por ciento, como si estuviesen conformados de una materia que va más allá de lo literario e incluso –aparentemente- de lo humano. Lapasión según G. H., de Clarice Lispector forma
parte de estos últimos. Acabada la lectura hace unas horas, todavía no logro
recuperarme de mi asombro. Parece el libro de una inmortal que hubiese
destilado la sabiduría y la filosofía y la psicología de la especie. ¿Es un
libro místico? ¿Es un libro experiencial? ¿Es un texto simbólico? La maravilla
conduce directamente al desconcierto y a la incapacidad de urdir categorías. No
aún, de momento. La propia autora sugiere en una nota inicial que este libro
está destinado a las personas de alma ya formada. Sutilísima manera de discriminar a los lectores de su obra. No sé si es mi caso (lo del alma formada), pero he paladeado esta novela de principio a fin como un plato exquisito e irrepetible. Esta novela está
escrita en 1964, cuando Clarice Lispector tenía 44 años. Hay personas que logran la inmortalidad con muy poco años.