La "pata yanqui", base fundacional de la Unión Democrática.

Por Julianotal @mundopario
El Movimiento peronista tuvo su Génesis, que como todo principio mitológico podríamos decir “Al principio era el Caos”, y el desarrollo de los acontecimientos demuestran que antes de dicha jornada, luego canonizada, no existía el Pueblo, tal como se entendería luego con el peronismo, y por ende, al considerarse como masa inorgánica, ni existía el Movimiento, así como tampoco, frente a su detención y renuncia, Perón pensaba ser lo que sería después para la historia argentina. El 17 de octubre de 1945, sella con fuego la historia argentina, da una vuelta de página, un giro, que resulta ineludible, tanto para partidarios como detractores del movimiento emergente. Se presenta como una fecha naciente de una nueva era y, sin exagerar, adquiera una notoriedad símil a las fechas canónicas como la del 25 de mayo de 1810. No es mi intención equipararla, ni hacer un anacronismo, sería un error estúpido. Sólo es comparable por la repercusión de la misma, a nivel de memoria histórica: no se le brinda la particular atención a sus antecedentes, el porqué de su desencadenamiento. Sin embargo, el 25 de mayo no se proclamó la independencia, sólo se formó un gobierno patrio. Y la duración de la Primera Junta fue francamente efímera. Su política no dejaba absolutamente nada en claro. Al 17 de octubre de 1945, se le brinda trascendencia por la movilización, pero esa descripción casi épica la deja canonizada. Se termina desprendiendo de su cronología, “era el subsuelo de la Patria sublevado”, rememoraba Scalabrini Ortiz y los que están a favor o en contra, lo describen así, como si los trabajadores, los llamados descamisados (especie de sansculottes de la era peronista), salieran de un repollo. Como si por primera vez se mostraran a los ojos de la sociedad. Así las cosas, muchos sostienen cómo responsable de dicho acontecimiento a la astucia de la Razón, al maquiavélico Perón, como si ya tuviera todo planificado.    No obstante, si sacamos nuestras narices hacia el exterior, comprenderemos que la política de Perón es un reflejo de la situación particular latinoamericana (véanse los antecedentes de Cárdenas en México y Vargas en Brasil), sólo que la destreza del mismo hizo que su obra trascendiera a través del tiempo. Y convengamos que fue su propio gobierno el que estableció al 17 de octubre como fecha fundacional, y a lo largo de su gobierno su rememoración fue retocada, desvirtuada. Muchos de los protagonistas de aquella jornada a lo largo del primer peronismo fueron silenciados y marginados del movimiento: aquellos que vislumbraban la creación del Partido Laborista, inspirándose en el partido inglés de igual nombre, pero también Mercante y otras figuras destacables de la primera hora. De a poco quedarían sólo en ese relato épico el Pueblo (los descamisados), la intermediaria (Evita) y su Líder (Perón).    Estos binomios y dicotomías (Pueblo y Perón; peronistas y antiperonistas) son muestras de un momento de tensión-unión por la que transcurrirá el peronismo, sobre todo en la dicotomía, donde esa división de trincheras terminarían favoreciendo a Perón: “Libros o alpargatas” (parafraseando el dilema sarmientino; “Civilización o barbarie”), “Patria o antipatria”, “Pueblo u Oligarquía”. Pero la más provechosa y famosa dicotomía será una consigna que significaría un éxito para el triunfo presidencial del naciente movimiento popular en 1946: “Perón o Braden”. Con la aparición de este polémico embajador estadounidense, por primera vez hace su aparición dentro de la historia peronista “la pata yanqui”.    Las relaciones conflictivas entre Argentina y los Estados Unidos tienen su origen, en verdad, a partir de la posición neutral de éste primero frente al desarrollo de la Segunda Guerra Mundial. El preludio a la tensión bilateral podemos encontrarla bajo la Conferencia de Río de Janeiro, reunida en 1942, y convocada por Estados Unidos, ya involucrados en la guerra, que buscaba lograr que los países latinoamericanos rompieran en conjunto sus relaciones con las potencias del Eje. El resultado fue trunco debidoa que no se alcanzó tal objetivo puesto que Argentina y Chile mantuvieron una posición neutral en el conflicto, fracturando el bloque interamericano. Dicha conferencia “generó el inicio del enfrentamiento más importante existente hasta entonces entre Buenos Aires y Washington, que se agudizó durante el transcurso de la guerra”[1]Solamente a principios de 1945, cuando Argentina aceptó las resoluciones de la Conferencia de México del mes de febrero y declaró la guerra a Alemania, Argentina y Estados Unidos llegaron a un acercamiento, fugaz por otra parte, que posibilitó un alivio de las tensiones y el mejoramiento de sus relaciones. Esta actitud le permitió a Buenos Aires reintegrarse a la comunidad continental mediante la firma del Acta de Chapultepec y su participación en la Conferencia de San Francisco donde se crearían las Naciones Unidas.El ascenso como figura principal, dentro del gobierno de facto erigido en 1943, del Coronel Perón, sobre todo a partir de su función desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, significó un punto latente de conflicto. Desde su Secretaría, le dio fuerza y legitimidad a los sindicatos, conformando su principal apoyo y modelo organizativo; a su vez que instaba a grupos nacionalistas, a muchos conservadores, a dirigentes de distintas organizaciones sociales y vecinales, a los católicos y a dirigentes empresariales a apoyar sus medidas. Entre uno de los argumentos que vociferaba, estaba el peligro del comunismo, en pleno auge, recordaba el caso de la guerra civil española y de los riesgos que pudiera sufrir la Argentina de no atender sus necesidades. Para ello los convocaba a una acción preventiva, consistente en apoyar su programa de reformas laborales y la redistribución de ingresos. No obstante, la creciente acumulación de poder que estaba obteniendo, produjo una creciente desconfianza que culminó en una fuerte presión hacia el presidente Farell que instó a la renuncia del coronel Perón de todos sus cargos. Al poco tiempo, éste es detenido y conducido a la isla Martín García.Dentro de este clima que se generaba en 1945 en vinculación al por entonces Coronel Perón, tuvo particular relevancia la figura del arribado embajador estadounidense Spruille Braden. Su llegada significó el fin de los acuerdos a los que se había llegado con Perón y el agrupamiento de toda la oposición en torno al nuevo embajador. Éste ejerció prácticamente, en los breves meses de su estadía, hasta setiembre, una especie de liderazgo sobre los partidos políticos tradicionales. Su presencia ayudó a terminar de constituir la Unión Democrática y a su vez aceleró un ambiente “AntiPerón” que determinó su renuncia del gobierno de facto y su posterior detención. Es decir, Braden diseñó el futuro próximo de la escena política argentina, a saber: por un lado Perón, una vez liberado y fortalecido políticamente gracias al movimiento popular del 17 de octubre; por otro lado, la Unión Democrática, que se transformó en el frente electoral que disputó con aquel la presidencia en las elecciones de 1946.
Estas avanzadas en pos de la democracia contra futuros peligros de gobiernos autoritarios que podían llegar a cabo una tendencia nazifascista por parte de representantes de Estados Unidos, no se dio únicamente en nuestro país: también Brasil, en las postrimerías de la guerra pasó a ser percibido como una amenaza latente a los intereses norteamericanos en la región, dada su característica de gobierno (el Estado Novo de Getulio Vargas). Sin embargo, la presión norteamericana no surtió efectos similares en ambos países porque en el caso de Brasil consiguió impedir la continuación de Vargas en el poder[2]. En Argentina, por el contrario, el accionar de Estados Unidos, sobre todo a partir del papel de Braden, contribuyó a vigorizar una movilización interna de cuño nacionalista que posibilitó el triunfo peronista. El embajador norteamericano había tomado una posición de confrontación tan directa, que lo único que consiguió es favorecer a Perón y a partir de allí, la oposición se transformase, dentro del imaginario social, en un grupo de cipayos influenciados y apoyados por el imperialismo yanqui. Uno de los hitos de este descarado embajador, transformado en pocos meses en subsecretario de Estado (lo que le dio mayor amplitud de intervención en los asuntos latinoamericanos), fue el de emprender junto con el Departamento de Estado la distribución de un folletín donde se acusaba al régimen militar argentino del que formara parte Perón con la influencia nazifascista dentro de la región. La difusión del llamado Blue Book, de la que el presidente Truman y el secretario Byrnes aceptaron la responsabilidad de su publicación, sirvió para que Perón acusara frontalmente la intervención política del entonces subsecretario Braden. Mientras salía en breve la respuesta de los partidarios de Perón con la publicación del Libro Azul y Blanco, el Coronel denunciaba al ex embajador como “inspirador, creador, organizador y verdadero jefe de la Unión Democrática”. El resultado de dicha arenga fue la creación de la consigna “Braden o Perón”, que significó un éxito para el triunfo electoral del futuro Partido Peronista. Las comparacíones analogías históricas resultan caprichosas, pero a veces resulta interesante revisitar ciertos momentos históricos trascendentales en nuestra historia. En caso que grupos corporativos quieran reflotar una nueva "Unión democrática" para estas elecciones, va a resultar mucho más desastrosa que aquella bolsa de gatos creada a fines de 1945: por lo menos, a pesar de ser cipayos, creían en el valor de la política, la concepción democrática, es más, seguramente creían que verdaderamente Perón era un peligro para la democracia. Y tenían razón: porque la democracia que defendía la Unión Democrática era la decimonónica, de orden liberal y conservador. El ascenso del Líder apoyado por el Pueblo, el eterno marginado, resultaba un peligro, "la dictadura de las mayorías". Algo similar pasa en la actualidad aunque mucho más vinculada a intereses económicos, los que se oponen al kirchnerismo temen la profundización del cambio y quieren retrotraernos a la democracia neoliberal. Como en el 45 se disputan dos modelos de país....
[1] RAPOPORT, M. –MADRID, E. “Los países del Cono Sur y las grandes potencias” en RAPOPORT, M. –CERVO, A. El Cono Sur, una historia común. Buenos Aires. FCE. 2002. p. 251.
[2] A diferencia de lo ocurrido en Argentina, en Brasil el embajador norteamericano Berle intentó realizar una campañasimilar a la de Braden contra Vargas, pero el comunismo brasileño, gracias a la postura de Prestes, apoyó al gobierno brasileño. “La participación de Berle fue mucho más limitada que la de su colega de Buenos Aires pero finalmente Vargas terminó cediendo y no se presentó a las elecciones en las que triunfó el general Dutra, hombre afín a Estados Unidos. Es interesante señalar que los liberales norteamericanos, que aplaudieron a Braden, condenaron la actitud de Berle”. Rapoport, Mario. –Claudio Spiguel (2009) 153. Sobre un interesante análisis comparativo entre al ascenso de Perón y la derrota de Vargas, ver Torre, Juan Carlos (1995) 7 -21.