La patata vieja le gana la partida a la patata nueva

Por Oletusfogones @Oletusfogones

En España cada año se reduce la producción de patata, además de destinar el 70% de esta a la importación y quedarnos sólo con el 30% de la patata nueva,el resto de patatas que consumimos son patatas viejas procedentes de Francia.

 En el año 2004 se cultivaban  23.500 hectáreas de patatas en Andalucia, en 2013 esta cifra se había reducido hasta las 10.800 hectáreas, pero no es un problema que afecte únicamente a Andalucía, la reducción del cultivo es a nivel nacional. En el año 2002 se cultivaron 257.200 hectáreas, en 2012 sólo se cultivaron 73.700 hectáreas, evidentemente la producción se ha reducido significativamente pasando de 5.180’5 millones de toneladas en el año 2002 a 2.193’5 toneladas en el año 2012.

Año tras año se reduce la producción, algo que está preocupando seriamente al sector que ve peligrar su supervivencia, aunque se ha logrado frenar gracias a las exportaciones que se realizan. Hemos pasado de destinar en 2003 el 70% de la producción al mercado nacional,a destinar en 2013 sólo el 30% y según los pronósticos  esta tendencia a la exportación se mantendrá y el consumo nacional seguirá cayendo.  No es que consumamos menos patatas, ya se encarga Francia de suministrar las que nos faltan. Ante estos datos se puede decir que en el mercado nacional la patata vieja le gana la partida a la patata nueva, es un tipo de patata de conservación, más barata y por supuesto de menor calidad, así es que la patata española parece estar en una continua crisis.

Las patatas nuevas se recogen y se comercializan en plena temporada y no tienen nada que ver con las patatas de conservación, estas últimas serán más baratas, pero son patatas que se han conservado de forma artificial durante nueve meses, tiempo en el que han perdido muchas de sus cualidades, después se les da un lavado de cara y ya están listas para ponerlas a la venta. 

La mayoria de la patata vieja es francesa y su importación hace mella en la producción española que se destina al mercado nacional. Al final, prácticamente toda la producción de patata nueva española se destinará a la exportación, otros países disfrutarán de ella mientras los consumidores españoles deberemos conformarnos con la patata vieja francesa.

Las patatas viejas o de conservación tienen una piel más gruesa, sus cualidades han mermado de forma notable y no son aptas para determinadas elaboraciones. Pero lo mejor son los ejemplos, podéis hacer unas patatas fritas con patatas viejas y otra tanda de patatas fritas con patatas nuevas, la cata os convencerá de por qué hay que desechar estas patatas viejas francesas,que como decíamos antes, se les da un lavado de cara y esto es algo que confunde a los consumidores, se presentan con una piel limpia y brillante que hace creer que se trata de una patata nueva, si a esto añadimos que su precio es atractivo, es una patata que entra por los ojos pero no satisface al paladar. La crisis económica ha propiciado la entrada masiva de patatas de conservación y en los últimos 10 años el consumo ha descendido en un 37% ¿es necesario que la patata española nueva triunfe fuera de nuestras fronteras para que al final se valore en nuestro país? Entonces quizá sea tarde y dada la poca producción que hay, se considerará una patata gourmet y será mucho más cara por su escasez.