Sobre esta película publiqué en 2008 una reseña en la revista “Mesa y Negocios”, en la sección "La buena mesa en el cine". Pero, para este post, he seleccionado la crítica de mi amigo Jesús Acerete, en su blog Lecturas y Reflexiones, que puede resumirse en este comentario: "Una película maravillosa sobre cómo una sociedad de ambiente gélido e individualista, donde cada cual va a lo suyo y mira con desconfianza a los demás, puede ser transformada por una sola persona con capacidad de querer". Como veréis, acierta de pleno.
"El festín de Babette" es una bella metáfora de la fraternidad que debería reinar en la convivencia social. Una metáfora en la que las diversas sensibilidades pueden percibir diversos estratos de significado, cada vez más profundos.
En un segundo plano más profundo, la película es también un bello canto a la generosidad, a la capacidad humana de dar sin esperar nada a cambio. En toda familia que funciona hay al menos uno o una que viven con ese espíritu generoso y desinteresado.
En un tercer plano la película muestra, a mi juicio, el contraste entre el calor de la fe católica de Babette, que afirma que el mundo es bueno porque ha salido de las manos de Dios, y esa fría desviación del cristianismo que es el calvinismo puritano, dominante en el pueblo danés al que ha llegado la cocinera francesa Babette. La fe católica aporta alegría y ganas de vivir, nada que ver con la negación y amargura del puritanismo. Una alegría que se manifiesta desbordante cuando Babette prepara su magnífico festín, sin reparar en sacrificios ni gastos.
Todo eso es verdad. Por eso viene tan a propósito el comentario del entonces cardenal Bergoglio, cuando Sergio Rubin y Francesca Ambroguetti le preguntan si la Iglesia no insiste demasiado en el dolor como camino de acercamiento a Dios. Su respuesta es el mejor comentario al filme:
“Es cierto que en algún momento se exageró la cuestión del sufrimiento. Me viene a la mente una de mis películas predilectas, El festín de Babette, donde se ve un caso típico de exageración de los límites prohibitivos. Sus protagonistas son personas que viven un exagerado calvinismo puritano, a tal punto que la redención de Cristo se vive como una negación de las cosas de este mundo. Cuando llega la frescura de la libertad, del derroche en una cena, todos terminan transformados. En verdad, esa comunidad no sabía lo que era la felicidad. Vivía aplastada por el dolor. Estaba adherida a lo pálido de la vida. Le tenía miedo al amor.”
Os dejo con el tráiler, recientemente publicado con motivo del 25 aniversario de su estreno y de su próximo relanzamiento a los cines.