"La penúltima oportunidad", de Caroline Vermalle: siempre queda tiempo para lo más importante

Publicado el 09 enero 2015 por Lidiacasado
   Hasta ahora he estado rescatando reñas de Anika entre Libros  los jueves pero con los cambios que voy a ir introduciendo en el blog, las voy a pasar a los viernes. Empiezo con una novela que leí hace muuuucho tiempo y que aún no había traído hasta aquí, no sé muy bien por qué.
Título: La penúltima oportunidad
Título Original: (L´avant-dernière chance, 2009)
Autor: Caroline Vermalle
Editorial: Vergara

Copyright: © Calmann-Levy, 2009
© Ediciones B, S.A., 2012
Traducción de Manuel Serrat-Crespo
1ª Edición, Junio 2012 ISBN: 9788415420163
Etiquetas: autoayuda, autores, cuentos, escritores, fábula, franceses, francia, literatura francesa, narrativa, superación, tercera edad

Argumento:

Adèle, joven becaria, conoce en un rodaje para televisión a un veterano actor octogenario con el que entablará una breve pero intensa relación de amistad. Las conversaciones que mantiene con él y la afinidad que surge entre ellos le hacen pensar en su propio abuelo, al que hace diez años que no ve y con el que casi no tiene contacto. Achacoso y con una ligera depresión, Georges vive en el campo, apartado de casi todo el mundo, menos de su vecino Charles y la esposa de éste. Pero todo está a punto de cambiar. Por motivos diferentes, Charles y Georges se deciden a hacer un viaje curativo, a cumplir el sueño de una vida: completar en coche el recorrido del Tour de Francia de 2008. Un viaje que les permitirá recuperar mucho de lo que creían perdido y que cambiará sus vidas para siempre.

Opinión:

   La penúltima oportunidad” es uno de esos libritos aparentemente sencillos que, en realidad, encierran mucho más de lo cuentan, una de esas fábulas agradables de leer que guardan en su interior, como un tesoro, reflexiones y moralejas útiles para la vida. Para cualquier vida. Porque con un pequeño puñado de personajes, Caroline Vermalle retrata una buena cantidad de situaciones y de relaciones de las que aprender.    En primer lugar, claro está, la más importante: la relación (siempre especial) que se establece entre los nietos y los abuelos. Una relación que va cambiando a lo largo de los años pero que siempre se guarda en el recuerdo como un paraíso al que volver la vista.    En segundo lugar, la siempre más complicada relación entre padres e hijos. El amor, el respeto, la protección pero también las obligaciones, las responsabilidades y los cuidados de los unos hacia los otros tiran de la cuerda de estas relaciones, uniendo o alejando a sus protagonistas, dependiendo de la época de la vida y del momento concreto. En tercer lugar, la amistad; esa que cambia día a día, que se afianza, que evoluciona, que te sorprende, que ofrece apoyo sin pedir nada a cambio pero a la que nos gusta pagar con la misma moneda.    Y, finalmente, el amor. Ese misterioso sentimiento que no entiende de edades, que surge cuando menos te lo esperas y que, en el fondo, es como andar en bicicleta: una actividad que no se olvida, por mucho tiempo que haga que no la pones en práctica.    La autora ha elegido para su fábula dos personajes opuestos en edad, que viven las primeras o las penúltimas oportunidades pero que, dentro del relato, desempeñan un papel similar. Ofrece una justa visión sobre la vejez, más allá de los ancianos llenos de achaques y olvidados por la sociedad que la literatura, la televisión o el cine dejan a un lado en muchas ocasiones. El choque generacional, descrito con sentido del humor y desde la perspectiva de la comprensión mutua y del utilizar cualquier situación para aprender algo nuevo, protagoniza el relato, sirve de hilo conductor y, en este caso, también de cordón umbilical que une a Adèle y su abuelo, a pesar de la edad y del espacio.    Con una narración que juega con lo ordinario y lo extraordinario, que avanza hacia delante y hacia atrás en el tiempo y que ahonda en lo más humano de todos los seres humanos, Caroline Vermalle nos regala un relato hermoso, fácil de leer, entretenido, lleno de reflexiones, con sus momentos de humor y de emoción y que pretende enseñarnos a saborear la vida en su justa medida.    Enlace a la reseña original.   Nos seguimos leyendo.