Esta tradición se ha mantenido hasta hoy día prácticamente intacta, siguiendo al pie de la letra una gran cantidad de rituales como las misas y oraciones, el andar descalzos en algunos tramos, la barba y las vestas de los peregrinos, el no hablar con nadie durante el camino, las comidas de vigilia compuestas por pan, bacalao, aceitunas, huevos duros, vino y agua con laurel, y muchas más cosas que otra gente podrá detallar con mayor precisión que nosotros.
La peregrinación llegará al Santuario a las 9 de la noche, tras recorrer unos 34 kilometros, y regresarán al día siguiente a les Useres. Nos comenta nuestro amigo que al llegar a Penyagolosa la penitencia no ha echo más que empezar. Tras la eucaristía, los peregrinos dormirán en una cueva sin ningún tipo de comodidad, a la lumbre de una fogata de leña verde, que impregnará la estancia de humo. Durante la noche, el peregrino guía decidirá cuando y cuantas veces los peregrinos han de acudir al ermitorio a rezar. Entre otras curiosidades nos comenta que hay un momento en el que los 13 se encierran en una sala donde no hay nadie más. En ese momento, conocido como "el secreto" los peregrinos pueden hablar entre ellos, y lo que allí se dice, allí se queda.