La perfecta entrevista de trabajo

Publicado el 23 enero 2017 por Antoniovchanal Antonio Vallejo Chanal @AntonioVChanal
Lo que sucede entre Barak Obama y Stephen Colbert es un claro ejemplo de cómo hay que afrontar una entrevista de trabajo. Bromas a parte.

Perfectamente orquestado y planificado. Así es este pequeño sketch realizado en el Late Show de Stephen Colbert al que se presta y participa el expresidente de los Estados Unidos, Barak Obama, en que que representan lo que podría ser una entrevista de trabajo cualquiera a la que tendrá que 'hacer frente' Obama una vez deje su cargo.

Si bien es cierto que es todo una broma, también está claro que es todo un ejercicio de análisis a la hora de hacer un repaso a cómo hay que preparar una entrevista de trabajo, máxime teniendo en cuenta que quien quiere optar a un puesto (cualquiera) no es otro que quien ha ocupado el puesto de responsabilidad más importante del mundo. Y por ello, hay que saber hacer valer sus aptitudes y sus conocimientos, de la mejor forma, para no caer en la petulancia, la hipocresía, la prepotencia... Y sobre todo, saber lidiar con los grandes inconvenientes a los que muchos han de enfrentarse día sí, día también.

La entrevista perfecta, analizada paso a paso

El sketch elaborado para el Late Show de Stephen Colbert cuenta con una serie de elementos que hay que saber apreciar y tener muy en cuenta, y que definen perfectamente la actitud que tenemos que tener ante una entrevista de trabajo.

Estas son sus claves:

    Un saludo franco y sincero cuando llegue en entrevistador. Parece una tontería, pero cómo actuemos cuando entremos a la entrevista, cómo nos sentemos, cómo gesticulemos, y qué pose adoptemos dirá mucho de nuestra comunicación no verbal y de nuestra disposición y receptividad hacia el interlocutor. La seguridad es lo más importante. Demostrar que conocemos nuestras cartas, y que podemos ser capaces de dominar la situación.
    La edad (no) es importante. Es un elemento subjetivo de valoración. Si se tiene poca, se asociará con la escasa experiencia. Si se tiene mucha, con diferentes aspectos ligados al envejecimiento de la plantilla. Solo es importante si se le quiere dar importancia. Y por eso no hay que esconderlo, pero tampoco enfatizarlo. Solo apoyarse en ella para demostrar que lo que sabemos es porque el tiempo nos ha dado la razón y el conocimiento.
    Actitud y saber estar. De nosotros se puede saber mucho por el mero hecho de entregar un documento a nuestro interlocutor, de cómo ofrecerle la mano para saludar, o de cuánto apretarla durante el saludo. Ante todo tenemos que ser naturales. No buscar nada forzado. Hay que saber esperar y medir los tiempos. Las prisas no son buenas. Las pausas (...) tampoco.
    El crecimiento profesional. Haber mantenido el mismo puesto de trabajo durante mucho tiempo puede suponer un problema. O no. Depende de cómo seamos capaces de explicar nuestro crecimiento profesional durante su desempeño. La denominación puede ser la misma, pero hemos de ser capaces de saber explicar lo que durante ese tiempo hemos sido capaces de aportar a la empresa para su crecimiento.
    Por qué dejaste tu último empleo. Es la pregunta que mejor hay que llevar preparada. Tanto si se dejó voluntariamente, como si te despidieron. Procurando recalcar y subrayar todo lo positivo que se realizó durante el tiempo que se estuvo en la empresa, y tratando de no ser demasiado vehemente o incisivo en las razones de la marcha. Tampoco hay que obviarlo porque la empresa puede pedir referencias si no quedara convencida. Lo mejor es usar un tono conciliador y asertivo.
    Disponibilidad y movilidad geográfica. Excepto en contadas ocasiones lo que la empresa busca es saber si puede contar contigo para el proyecto al ciento por ciento. Saber el interés que tienes por ser una parte más del equipo humano.
    ¿Cómo sería tu empleo ideal? Para ello tienes que haber analizado primero la empresa para que estás haciendo la entrevista e intentar describirla idealizándola con tus propias palabras. No se trata de inventar un modelo utópico de la empresa perfecta, sino de dar pinceladas sobre dónde te gustaría estar, dejando caer algunos detalles parecidos a los de la empresa para la que estás optando.
    Logros e hitos conseguidos. Aquí es donde debemos sobre todo tratar de destacar nuestros logros sin ser petulante ni prepotente. Y en el caso de que sea posible y cierto, tratando de resaltar que siempre lo conseguimos gracias al trabajo en equipo. Pero sin abundar en demasiados detalles grandilocuentes. No se trata de vanagloriarse de uno mismo, sino de llamar la atención del entrevistador sobre conocimientos que puedan resultar de utilidad para el puesto al que optamos.
    Premios y recomendaciones. Nunca están de más y siempre se echan de menos. Por eso es tan importante llevar junto con tus certificados de estudios, documentos de recomendaciones de tus anteriores responsables, colegas... Es una manera muy importante de reputarte como profesional dentro de tu campo.
    Debilidades. Hay que saber llevarlas, lucirlas y reconocerlas. Y más allá, saber interpretarlas y vivir con ellas. Tarde o temprano aflorarán en el desempeño profesional, y ser consciente de ellas y saber identificarlas es un plus que te ayudará de cara al proceso de selección.
    Dudas y preguntas que tengas. Cada fase en el proceso de selección tiene sus momentos y sus preguntas. No se trata de que te calles cosas que no tengas claras, pero también hay que saber identificar a quién le vas a preguntar qué, porque muchas veces puede ser contraproducente. Sobre dinero y las condiciones, nunca en la primera entrevista si no es la definitiva.

Pues estos serían los 11 puntos de inflexión cruciales a la hora de abordar una entrevista de trabajo. Seguramente me falten algunos, en cuyo caso os ruego que los vayáis incluyendo en los comentarios y así ayudamos a la gente a conocer cómo funciona la mente del entrevistador en las diferentes fases del proceso de selección.

Créditos: Late Show de Stepeh Colbert.

The following two tabs change content below.