Existe otras maneras de aprendizaje, que no necesariamente se cumple en una escuela, donde se cuenta con un programa, ciertos dogmas y estructuras, de lo que se considera relevante que una persona posea.
Así como la libertad de culto, también existe la posibilidad de escoger un tipo de educación diferente al de la escuela tradicional.
La no escolarización como pertinencia doctrinal educativa
André Stern nunca fue a la escuela de niño, tampoco de adolescente y ahora que tiene 43 años y sigue sin ir a la escuela, sin embargo, eso no le ha convertido en un analfabeto, antisocial, salvaje o tirano, sino todo lo contrario André paso por diversos procesos de aprendizajes en su casa y se especializo de forma extraordinaria en cada materia que despertó su atención y en todo lo que le interesaba.
Creció y se convirtió en un adulto seguro de si mismo, sociable y entusiasta un músico, compositor, lutier, autor y periodista que ama lo que hace.
Lo que motivó a los padres de André a no escolarizarlo fue que sus padres creían profundamente en el tesoro que trae cada niño consigo. Un tesoro lleno de potenciales que debía expresarse libremente por medio de la espontaneidad, la naturalidad y curiosidad. De esta manera sus padres tomaron la decisión de no enviarlo ni a él ni a su hermana a la escuela.
De esta forma, siendo siempre el piloto de su aprendizaje, llegó -y todavía hoy llega- a aprender lo que él decide aprender desde su autonomía y responsabilidad
André relata en su libro: “yo nunca fui a la escuela”, muchas situaciones vividas por él en su no escolarización y en la de sus hijos ahora. Por ejemplo: siendo pequeño tuvo con un coche de juguete con motor y se preguntó a qué velocidad real podría hacerlo funcionar. Se acercó al manual de instrucciones del coche y a la enciclopedia de sus padres y comenzó a descubrir el cálculo matemático, el número pi, la fricción de las ruedas con el suelo, la aerodinámica, el concepto de distancia, fundamentos de mecánica.
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