Algunos tratamientosJames Lind, (1716-1794) médico de la Royal Navy, ensayó tratamientos con doce enfermos de escorbuto en un viaje oceánico:
“Ingesta de agua de mar; una mezcla de ajo, granos de mostaza, rábano, quina y mirra líquida; una solución de ácido sulfúrico”.
Con el resultado de este ensayo clínico cabría pensar que la Marina inglesa tomó buena nota inmediatamente, pero no fue así: tuvieron que pasar más de cuarenta años hasta que el Almirantazgo impuso los cítricos en las dietas de los marinos. Fue en 1795 y James Lind había ya fallecido.
También se probaron otros remedios: agua de alquitrán, sidra, malta sin fermentar o cerveza de abeto (una mezcla de melaza, savia de pino y alcohol). Había también una receta de un cirujano ruso, consistente en ”pescado helado crudo, sangre caliente de reno y ejercicio”.
El capitán Cook si tuvo en cuenta las advertencias de James Lind y su propia experiencia al incluir en el matalotaje de sus barcos para tan largas expediciones cítricos, todo lo abundante que pudieron “…y la chucruta se servía a los hombres los días que tocaba carne y el caldo los días de bayan. Con la malta se hacía mosto que el médico administraba a discreción a todo aquel que presentara el menor síntoma de escorbuto”. Cook, ya en 1760 estaba convencido de que la ingesta de col agria protegía del riesgo del escorbuto. En cuanto a los días de bayan, no sé qué ha querido decir el traductor…
En la “Expedición Malaspina-Bustamante”, 1789-95, con una ingesta periódica de cítricos y abundante fruta fresca solo se produjo un caso de escorbuto en la travesía de 56 días de Acapulco a las Marianas…
Una sección de Elisa Gómez Pedraja para Curiosón, 2018