La piel que habito

Publicado el 13 enero 2012 por Blogdemambo @blogdemambo
Finde multimedia: Lo +Xclusivo
Género: Drama
País: España

Dirección: Pedro Almodovar
Año: 2011

Intérpretes: Antonio Banderas (Robert Ledgard), Elena Anaya (Vera), Marisa Paredes (Marilia), Jan Cornet (Vicente), Roberto Álamo (Zeca), Blanca Suárez (Norma), Eduard Fernández (Fulgencio), José Luis Gómez (Presidente del Instituto de Biotecnología), Bárbara Lennie (Cristina), Susi Sánchez (madre de Vicente), Fernando Cayo (médico)
Sinopsis:

Después de más de veinte años, Pedro Almodóvar vuelve a unir fuerzas con su musa masculina Antonio Banderas en La piel que habito, adaptación de la novela Mygale de Thierry Jonquet atravesada por “el toque almodovariano”: sensibilidad kitsch, revisionismo del género y una compleja trama enraizada en la perversión interna de sus personajes y las relaciones de deseo y repulsión entre ellos.
Hay procesos irreversibles, caminos sin retorno, viajes sólo de ida. “La piel que habito” cuenta la historia de uno de estos procesos. La protagonista recorre involuntariamente uno de esos caminos, es obligada violentamente a emprender un viaje del que no puede regresar. Su kafkiana historia corresponde al dictado de una condena cuyo jurado está compuesto por una sola persona, su peor enemigo. El veredicto, por lo tanto, no es sino una forma de venganza extrema. “La piel que habito” narra la historia de esa venganza.
Cuenta la historia del doctor Robert Ledgard, un eminente cirujano plástico, atormentado desde que su mujer murió abrasada en un accidente de coche, que busca crear una nueva piel por métodos poco convencionales, con la que hubiese podido salvar su vida.
Doce años después consigue cultivarla en su laboratorio, una piel sensible a las caricias, pero una auténtica coraza contra todas las agresiones, tanto externas como internas, de las que es víctima nuestro mayor órgano. Para lograrlo ha utilizado las posibilidades que proporciona los avances de la terapia celular. Para ello no dudará en traspasar una puerta hasta ahora terminantemente vedada: la transgénesis con seres humanos. Pero ese no será el único crimen que cometerá…
Además de años de estudio y experimentación, Robert necesitaba una cobaya humana, un cómplice y ningún escrúpulo. Los escrúpulos nunca fueron un problema, no formaban parte de su carácter. Marilia, la mujer que se ocupó de él desde el día que nació, es su cómplice más fiel, nunca le fallará.
Al cabo del año desaparecen de sus casas decenas de jóvenes de ambos sexos, en muchos casos por voluntad propia. Uno de estos jóvenes acaba compartiendo con Robert y Marilia la espléndida mansión, que se llama "El Cigarral", y lo hace contra su voluntad.
Respecto a la cobaya humana…
Las primeras imágenes de la película muestran la mansión rodeada de árboles, un lugar idílico que está protegido por una muralla y una alta puerta con rejas. A través de una de las ventanas de la mansión, también enrejada, vislumbramos una figura femenina en movimiento. Una vez dentro de la habitación, la mujer parece estar desnuda mientras lleva a cabo unas complicadas posturas de yoga, en los planos cortos descubrimos que está totalmente cubierta por un body color carne, pegado al cuerpo como una segunda piel. En la cocina, Marilia, el ama de llaves, le prepara el desayuno que después le envía en un torno que se abre directamente en el interior de la habitación.
Desde el principio El Cigarral se muestra como una cárcel en medio de la naturaleza. Un lugar aislado e inaccesible a la mirada exterior. Las primeras acciones que nos muestran a Vera, la mujer cautiva concentrada en sus posturas de yoga, y a Marilia, su carcelera, resultan extrañamente cotidianas, exentas de tensión. Pero no siempre la vida en El Cigarral fue tan apacible.
En los seis años de reclusión obligada, Vera ha perdido, entre otros, el miembro más extenso del cuerpo humano, la propia piel.
La piel es la frontera que nos separa de los demás, determina la raza a la que pertenecemos, refleja nuestras raíces, ya sean biológicas o geográficas.
Muchas veces refleja los estados del alma, pero la piel no es el alma. Aunque Vera haya cambiado de piel, no ha perdido con ella su identidad. (La identidad y su invulnerabilidad es otro de los temas de la película). De todos modos, es una pérdida terrible, algo atroz. Ésta es sólo una de tantas pérdidas que sitúan a Vera al borde de la muerte, por voluntad propia o en el quirófano, a manos de Robert. Pero ella es una superviviente imnata y, después de muchas vicisitudes, decide que “debe aprender a vivir dentro de "la piel que habita”, aunque sea una piel impuesta por Robert. Una vez aceptada su segunda piel, Vera toma la segunda decisión más importante para sobrevivir: saber esperar.
Un día de carnaval, un hombre disfrazado de tigre se las ingenia para llegar hasta la puerta cerrada de la habitación donde vive Vera cautiva.
Este hecho rompe el impasse en el que viven los tres personajes que habitan en El Cigarral. Paradójicamente a los usos del Carnaval, éste es el momento en que los personajes se despojan de sus máscaras y la tragedia final proyecta su negra sombra sin que ninguno de ellos pueda hacer nada para evitarla.

Web oficialEnlace