Transgénesis, experimentación genética. La comunidad científica que sabe de sobra hasta donde puede llegar el ser humano, legisla duramente sobre el tema. Pero aquí un médico cirujano exitoso y reconocido en la comunidad académica decide por venganza, saltarse la norma y tomar un conejillo de indias... humano (Jan Cornet).
La serenidad almodovariana se sirve hasta el final aunque en el transcurso del film salga muy poco en realidad el lúdico y sarcástico mundo marca Almodóvar. Lo que si hay es cinismo y desesperanza. Crueldad pura.
Antonio Banderas es casi siempre creíble aunque a ratos el papel de erudito no le calce. En tanto, Helena Anaya se descubre cada vez como actriz y sobre todo en este caso, en que todo el tiempo deja entrever quien verdaderamente es.
Redonda y buena película que hace extrañar en gran parte al viejo Almodóvar capaz de ser duro sin perder la ternura de los diferentes, valientes y por fuera de los cánones establecidos personajes, que plagan su universo.