La censura siempre ha estado en contra del rock & roll, entre otras cosas porque la censura representa el poder y lo políticamente correcto, mientras que el rock se identifica con la rebeldía contra lo establecido y contra los poderosos. Por eso la lista de canciones que han sido perseguidas por los censores del buenismo de moda es larga. Por unas cosas o por otras los inquisidores de la corrección siempre encuentran víctimas que llevar a la hoguera. Lo más reciente es la cancelación que ha sufrido una de Patti Smith en Spotify y otras plataformas
La libertad de expresión está hoy amenazada, amedrentada, reducida. Eso es algo innegable. No se puede hacer un chiste sin que alguien se sienta ofendido (generalmente en nombre de otros), y hay que tener mucho cuidado al escribir una canción (o cualquier cosa) porque algún colectivo podría sentirse aludido. El negocio del rock sufre ese recorte de libertades atemorizado por el ataque de los censores e inquisidores que tratan de imponer su visión del mundo. Más allá de las canciones que hablan de sexo y drogas, la lista negra de las supuestas ‘ofensas’ se ha ampliado.
El tema ‘Rock & roll nigger’ (1978) de Patti Smith ha sido retirado por Spotify, Apple Music, Amazon…, al considerar intolerable que se utilice el término ‘nigger’, que es una forma despectiva de referirse a los hombres y mujeres cuyos ancestros están en el África negra (¿estará bien así?). Y eso que la canción no va de razas, sino de artistas o personajes tratados con desprecio por la sociedad. Por otra parte, también los Rolling Stones se han visto obligados a retirar de su repertorio el clásico ‘Brown sugar’, ya que podría referirse a una jovencita dulce y de tez oscura, lo que es un pecado mortal para la inquisición biempensante; lo curioso es que hasta ahora siempre se dijo que se refería a drogas, y por eso estuvo varias veces al filo de la censura.
Cientos de canciones de la historia del rock podrían ser ‘canceladas’ por idéntica razón, ya que los compositores siempre han utilizado términos gruesos, irreverentes y a veces despectivos sin que, hasta ahora, les importara un pepino el azote de los jueces de la corrección. Incluso ha habido casos en que la censura vio intenciones que los autores ni siquiera habían imaginado.
The Who publicó en 1965 uno de sus grandes títulos, ‘My generation’. Pues resulta que en fecha tan temprana ya existía la figura del ofendidito en nombre de otros: las lumbreras de la BBC entendieron que el característico ‘My ge ge ge generation’ era una burla y una ofensa a las personas que tuvieran problemas de tartamudez. Roger Daltrey debió quedarse pasmado al conocer lo que los vigilantes de la moral habían entendido, puesto que el cantante se había inspirado en el tema 'Stuttering Blues' que John Lee Hooker presentó en 1953 y en el que utilizaba ese recurso. Eso es todo. Como es sabido, el tiempo colocó la canción en el lugar que se merece, para vergüenza de los puritanos.
Veinte años después Dire Straits publicó otra pieza icónica, el ‘Money for nothing’, que fue un gran éxito y que resiste el paso del tiempo. En el año 2011 el Consejo Canadiense de Estándares de Radiodifusión consideró que no debería permitirse la transmisión de esta canción, ya que en la segunda estrofa utiliza varias veces el término ‘faggot’, que equivale a ‘maricón’, por lo que varios años después de su aparición el tema fue prohibido en la radio de ese país. La letra explica cómo un ignorante dependiente de una tienda de electrodomésticos mira un vídeo de la MTV y reacciona con ese insulto al ver a los tipos estrafalarios que salen. Es decir, las hordas del pensamiento único tratan de silenciar, de coartar, de achantar, de prohibir… Parece que Canadá se ha erigido en juez absoluto de lo que está bien o mal, en bandera de lo que se permite y lo que se prohíbe. Lo demuestra el hecho de que allí, en el país del Gran Norte, no hace mucho organizaron cancelaciones de obras literarias que incluían quemas de libros al estilo de las Juventudes Hitlerianas.
Pero aun hay algo peor que la persecución de la libertad de expresión (que lógicamente también tiene sus límites), y es que los propios grupos de rock obedezcan fielmente, mansamente, a los dictados de los gobiernos, de la corrección social, de lo bien visto. Se observa que, desde hace tiempo, grupos de rock, de heavy, de punk incluso, utilizan en sus letras lenguaje inclusivo, patean la lengua con palabros impronunciables del tipo de ‘tod@s’ o ‘chicxs’ y siguen al pie de la letra las corrientes que imponen gobiernos y, en fin, el puritanismo oficial.
Alguien dijo que si el rock no molesta es que se ha convertido en pop, en canción melódica.
CARLOS DEL RIEGO