Madueño Palma (1961) es un fotoperiodista cordobés afincado en Cataluña que next year cumplirá tres décadas enseñando su trabajo a los lectores del rotativo generalista del Grupo Godó. Uno de los actuales más importantes y que sigue en plena producción creativa con el entorno diario como suministro de contenidos.
Las imágenes de Monzó, junto a medio centenar de retratos más de personajes populares (artistas, políticos o profesionales), pueden verse en una retrospectiva que la Fundación La Caixa ha hecho sobre Madueño y que se expone hasta el próximo 24 de junio en el CaixaForum de Barcelona.
Madueño, profesional que se ha hecho a sí mismo en los últimos 36 años, bebe de las fuentes de otros creadores como Juan Guerrero, Català-Roca o Carlos Pérez de Rozas, estos dos últimos presentes en la galería de sus retratos plagada de artistas de diferente pelaje, desde Antoni Tàpies hasta Ferran Adrià. De ellos, y de otros como Chillida, Brossa o Viladecans, Madueño ha ido creciendo, aumentando su nivel de creatividad artística. Estoy seguro que hoy en día conseguiría una gran instantánea de Dalí, un fracaso íntimo que le reconcome por dentro de vez en cuando.
Es un fotoperiodista pero no solo es eso. El fotoperiodismo es su oficio, aprendido en la escuela de la vida, arrastrado por su hermano mayor, Eugenio, que con 15 años lo llevó al TeleExpress, en 1975, donde su director, Ibañéz Escofet, le ofreció la primera oportunidad. Tras media vida otro periodista, Rafael Arias, lo define hoy como “cazador al vuelo de minutos históricos”.
De extracción humilde, Madueño ha combinado su profesión con la docencia, sabedor que la transmisión de conocimiento ayuda al conjunto a ser mejores. Sus orígenes cordobeses que se entrelazan con la obra de Séneca, nos aporta una visión sobre la vida donde valores como el esfuerzo y la constancia se combinan con una humildad que le proporcionan a nuestro personaje una calidez humana incuestionable.
Pero Pedro es, para mí, algo más. Es un poeta. Cuando enfrento sus retratos, sus imágenes, estas me transmiten unas sensaciones similares a las producidas, por ejemplo, cuando ataco la obra de José Hierro, otro de sus retratados. La profundidad de las reflexiones que me inspira sobre los personajes o acontecimientos que fotografía se debe fundamentalmente a que la obra de Madueño aporta un valor añadido, un extra de información gráfica que descodificada me genera esas emociones que acostumbramos a ligar con la poesía.
Asistencia altamente recomendable. Y para los inquietos que no puedan aguantarse (lo ideal es ver la obra del maestro en su espacio natural de CaixaForum), pueden recrearse en: http://video.pedromadueno.com/video/index.html