Vetusta Blues. –“La poesía en el corazón”Ayer, en una tarde primaveral de lluvia inclemente, presentaba Pelayo Fueyo su último poemario “La balada del Bululú” en el Falcón Espacio Creativo, uno de los epicentros de la cultura de Oviedo, por más que algunos mediocres se empeñen en resaltar su ausencia de “trayectoria”, como si en su corta vida no hayan dado pruebas fehacientes de su inquietud, disponibilidad y buen hacer. Pero, ya sabemos, la vida provinciana que muchos se empeñan en imponer, la de las pequeñas (o grandes) hipocresías, la de privilegios establecidos no se sabe bien por qué, la de una resignación a los límites pequeños y a la ausencia de inquietud, bien trufada de petulancia y apariencia hueca, a veces se impone como una losa contra los creadores inquietos, con la esperanza de verlos acallados y que el estado de las cosas se mantenga a favor de sus inmerecidos privilegios.Pero estábamos con Pelayo Fueyo, uno de mis poetas favoritos. No encuentro otra disciplina más indicada que la poesía para dejarse llevar por el corazón, sin intermediarios, sin importarnos el qué dirán, dejando fluir el espíritu libre, a los vientos caprichosos que nos llevarán a un rumbo desconocido. Sin embargo, vivimos en una sociedad que destierra a sus poetas y escritores genuinos, aquellos que transitan sólo bajo la senda de sus propias inquietudes, sin importarles esos parámetros accesorios de la apariencia, las ventas y otros conceptos alejados del hecho creativo. Ahí está Pelayo Fueyo y su poesía, a la busca de un lector sensible, anhelante de verdad y de sentimiento; lejos, muy lejos, de hechos mediáticos y de intrigas de salón. Con su puñado de versos que, cuando te capturan, vuelven y vuelven a sonar como un alivio en los momentos de zozobra. “Te buscas en los charcos/ de una ciudad llovida en el recuerdo/ Te miras, y no crees/ ni en el reflejo de tu cuerpo seco,/ ni en la ausencia del rostro de aquel niño/ Aguardas a que llueva/ sobre estas mismas aguas estancadas/ para que tu mirada/ se superponga al rostro que fue tuyo;/ para que tus anhelos/ emerjan con la forma de otro tiempo,/ y así, saber mañana/ qué quedará de aquello que has perdido”, leo en una de las decenas de huecos de su esencial “Poesía Completa” (Pre-Textos, 2008) donde mi colección de marcapáginas ha encontrado acomodo. Y me quedo sin palabras, admirado por cada una de las sombras de mi corazón que Pelayo Fueyo es capaz de alumbrar. No esperen a ese absurdo ritual contemporáneo de la loa post-mortem, disfruten de su poesía y si, como ayer en Falcón Espacio Creativo, él decide acercarse a leer con voz temblorosa, esperen a que esa milagrosa conexión de la poesía con el alma se produzca con todo el fulgor de uno de los grandes. MANOLO D. ABADPublicado en la edición papel del diario "El Comercio" el sábado 22 de marzo de 2014