La polémica de Boris Izaguirre

Publicado el 02 agosto 2010 por Kotinussa

Cuando Escarlata O’Hara dijo aquello de “juro que nunca más volveré a pasar hambre” quedó atrapada por sus propias palabras porque había delante una cámara para inmortalizar el momento. Es lo que no se les acaba de meter en la cabeza a los políticos o a la  gente de la tele. Siempre hay una cámara o un micrófono y tus palabras te persiguen para siempre.

En febrero de 2008, la cadena Cuatro canceló el programa Channel nº 4, programa que había publicitado como la alternativa culta y urbanita a las bazofias marujiles. Para ello contaban con dos presentadores de lo más adecuado al planteamiento del programa: una pija de manual y una loca que se dio a conocer escribiendo guiones de culebrones y bajándose los pantalones en programas de televisión. Evidentemente, pronto resultó que era un programa de marujeo pero light, sobre todo cuando comenzó a alimentarse principalmente de resúmenes de realities: Fama y Supermodelos. Demasiado pijos para atraer a las marujas “pata negra” y demasiado escasos de cultura u otros temas, quedó en tierra de nadie, y eso se reflejó en las pobres audiencias que tuvo siempre.

Unos meses más tarde de la cancelación, en mayo, Boris fue invitado a la Feria del Libro de Cádiz. Bastante cabreado con el abrupto fin del programa y bastante envalentonado por haber quedado finalista del premio Planeta 2007, hizo un gesto a lo Escarlata. Anunció que su éxito como escritor le había convencido de que podía vivir de la literatura, y juró que dejaba el mundo de la televisión para siempre y se dedicaría a escribir.

¿Qué ha ocurrido desde entonces? En estos dos años y medio Boris no ha vuelto a escribir ni la lista de la compra, y anda desesperado por volver a la tele, tanto como para convertirse en el lameculos de la Esteban en  MQB (él, a quien hubiera gustado ser Jackie Kennedy; él, que se desmaya de emoción si logra estar cerca de Isabel Preysler), obviando su rechazo visceral a la ordinariez, la catetería y el mal gusto. Pero había que recordarle como fuera al mundo de la tele que seguía vivo.

Por fin está recogiendo el fruto de sus desvelos. Le han diseñado un programa a su medida. Un programa de entrevistas que se llamará Humanos y divinos.

No le dará vergüenza recular porque pensará que nadie se acuerda de su juramento y, principalmente, porque no la tiene.