Estáis a punto de leer una de las noticias más irónicas del año, avisados estáis. Y es que Gary Oldman, que no necesita presentación alguna, lleva unas horas viviendo su particular infierno mediático. El actor, que se encuentra en plena ronda promocional de El Amanecer del Planeta de los Simios, ha concedido una extensa entrevista a la revista Playboy donde no sólo habla de su carrera sino también de su vida personal, de cómo superó sus problemas con el alcohol, sus inseguridades e incluso de Philip Seymour-Hoffman y de lo que Hollywood podría haber hecho por evitar su muerte, en lo que supone un hecho insólito dado el hermético historial del actor. Pero no vais a leer nada de eso en los medios. Que Oldman es un capullo racista, sí.
La noticia completa, tras el salto.
La pieza de Playboy, escrita por David Hockman y que podéis leer aquí, se cimenta en un tono desenfado y cercano pero tremendamente sincero, muy propicio para sacar determinadas frases fuera de contexto, como "que le jodan al Papa". En esa línea, Oldman no ha dudado en defender a sus compañeros Mel Gibson y Alec Baldwin, crucificados en los medios durante los últimos años por sus desafortunadas declaraciones en contra de los judíos y los homosexuales, respectivamente.
A pesar de que el tono crítico de sus declaraciones queda bastante claro en oposición a los que ven una manifestación racista en las palabras del intérprete, Oldman no ha tardado en emitir un comunicado en el que se disculpa por herir determinadas sensibilidades y en el que afirma que acaba de leer la novela de Neal Gabler sobre judíos en el mundo del cine, An Empire of Their Own: How the Jews Invented Hollywood. Porque, recordemos, la entrevista se ha dado en el marco de la promoción de una de las apuestas fuertes de FOX para este verano y no quiero ni imaginar las presiones que habrá sufrido el actor por parte del estudio. Una pena.