El Profesor Bettzuege empezó su conferencia con la pregunta: ¿Por qué
Echando un vistazo a la política alemana de investigación el Profesor Bettzuege dijo que está centrada en cuatro objetivos:
En primer lugar fortalecer la competitividad de Alemania estableciendo un sistema científico eficiente y de clase mundial. Para conseguirlo Alemania debe atraer los mejores investigadores y estudiantes de todo el mundo.
En segundo lugar, asegurar un gobierno del estado mediante una aproximación amable para la innovación. Los incentivos son necesarios para la inversión en investigación y desarrollo, como condiciones marco que promuevan la investigación y desarrollo y que así hagan posible la innovación.”
Tercero, ayudar a resolver los desafíos del cambio climático, de los recursos, de la salud y de la seguridad, mediante el potencial de la investigación e innovación alemana.
Cuarto, aumentar el gasto en investigación al 3% del PNB.
Como Alemania es sin embargo un estado federal, la investigación es una competencia compartida entre el gobierno federal y los 16 „Länder“. Y por lo tanto las instituciones de enseñanza superior reciben en general financiación de su respectivo Land. Sin embargo, la financiación conjunta de los establecimientos de educación superior y de investigación también es común, sobre todo cuando hay que comprar equipamientos caros. Tomando todo en consideración, hay en Alemania 750 instituciones de investigación con financiación pública, más los centros de I+D gestionados por corporaciones industriales. Para dar una idea, la empresa alemana Siemens invierte 5,7 billones de euros al año en I+D, con lo cual se sitúa en el 15 puesto mundial en términos de I+D. El gigante químico BASF, también instalado en el Puerto de Amberes, invierte unos 1,5 billones de euros al año.
Las compañías privadas juntas gastan alrededor de 28,5 billones de euros al año, haciendo de Alemania el lugar líder en I+D. Esta cifra supone el 7,9% de la I+D en todo el mundo. Las inversiones en I+D por empresas alemanas han crecido con más del 5% anual sobre el promedio global, aún en tiempos de crisis económica. El lema de las empresas alemanas puede resumirse así: Acepta un volumen de negocios menor hoy, para inversiones mayores que serán reembolsadas mañana.
La financiación conjunta es también provista para las 6 organizaciones de investigación más importantes: La Sociedad Max Planck, la Asociación Helmholtz, la Sociedad Fraunhofer, la Asociación Leibniz de Ciencia, la Fundación Alexander von Humboldt, y la Asociación Alemana de Investigación. Todas juntas reciben alrededor de 9,8 billones de euros como financiación anual. Cada uno de estos institutos tiene su propio enfoque. El Profesor Bettzuege trata en su conferencia con más detalle sobre cada institución y cita que en Alemania trabaja alrededor de 506.000 personas en I+D, y hay casi 300.000 científicos y becarios.
El Instituto Max Planck de Química
¿Cómo deciden los Länder y el Gobierno Federal sobre una cooperación conjunta en un campo tan amplio? Para esto existe la Gemeinsame Wissenschaftskonferenz (la Conferencia Científica Conjunta), GWK, explica el Profesor Bettzuege, que fue creada en 2007. Forma parte de una revisión del federalismo alemán el año anterior destinada a hacerlo viable en el siglo 21. Según esta reforma legal, los niveles federal y regional pueden trabajar juntos en casos de importancia suprarregional en casi todos los asuntos de cooperación científica dentro y fuera de las universidades. La GWK asegura una implementación fluida de la ley.
Un proyecto importante del Gobierno Federal y de las regiones es la iniciativa para la Excelencia, iniciado en 2005. Su objetivo era organizar una competición para fortalecer de manera sostenible la investigación en las universidades alemanas y fortalecer la visibilidad de la ciencia e investigación alemán comparado a los competidores internacionales. Estos eran en efecto objetivos ambiciosos, especialmente porque significaba dejar atrás de una concepción durante mucho tiempo acariciada que todas las universidades en Alemania son iguales y que por lo tanto tenían que ser tratadas de forma igual.
Esta iniciativa comprende tres líneas de financiación orientadas a proyectos:
- Escuelas de Investigación para jóvenes científicos, ofreciendo programas de doctorado estructurados en entornos excelentes de investigación y en amplios campos de la ciencia.
- Clústeres de excelencia, estableciendo guías internacionalmente visibles y de investigación competitiva en universidades que pueden cooperar con establecimientos de investigación no universitarios, universidades de ciencia aplicadas y el sector privado.
- Conceptos futuros para investigación de primera categoría en las universidades, con el objetivo de reforzar el perfil de universidades seleccionadas.
El Profesor Bettzuege reconoce que esto de la “excelencia” con tintes de elitismo ha suscitado el recelo que la educación superior depende de los antecedentes familiares y de la riqueza. Y admite que desafortunadamente esto es verdad para Alemania y para muchos otros países europeos. Para contrarrestar estas tendencias, Alemania concede a cada estudiante un soporte financiero, BaföG, de máximo 670 euros al mes que deben permitir a todos atender los cursos de la universidad. En Abril de este año se introducirá otra novedad. Los estudiantes con excelentes resultados pueden optar a una subvención mensual adicional de 300 euros, llamada “Deutschlandstipendium”. Se basa en la idea que los resultados y el logro académico deben ser recompensados. También puede contribuir a una competición sana entre estudiantes y por consiguiente disminuir el tiempo global que necesitan para terminar sus estudios. Lo interesante es que la mitad de esta subvención debe venir de la economía y del sector privado. La economía, que más se aprovecha de la innovación y de las aptitudes que los jóvenes estudiantes aportan a sus empresas, cargaría así con algunos de los costes de su educación. El Profesor Bettzuege opina que ha llegado el momento que Alemania se une a esta cultura del soporte a los estudios, dado que hasta ahora solo el 1 al 2% de los estudiantes reciben subvención de fuentes públicas o privadas. Es en particular para donantes privados que esto no es una calle de sentido única, afirma el Profesor Bettzuege. Estudios demuestran que estudiantes que han recibido soporte financiero durante sus estudios están más dispuestos a donar una vez que obtienen un buen salario.
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