La pornografía ¿arte cinematográfico o industria deshumanizante?

Publicado el 26 junio 2019 por Carlosgu82

Más allá de las especulaciones morales -que nos son ajenas pues la moral es un tema completamente personal- nos encontramos con una realidad cotidiana que es la pornografía o el contenido sexualizado en nuestra vida común y corriente. Bien es sabido que la mayor parte de la humanidad consume este producto; la encontramos para todos los gustos, que van de la mayor cantidad ofertada para un público mayormente masculino heterosexual, pasando por contenido femenino, para públicos de la diversidad sexual y con una gran variedad de historias, contextos y formatos. La pornografía es una industria valuada en millones de dólares que se renueva con las nuevas tecnologías para poder llegar a una mayor cantidad de consumidores y conocedores; en este contexto sería interesante preguntarnos: ¿el rol de la pornografía hoy en día se percibe como un arte cinematográfico o bien es parte de un discurso de violencia y sadismo?

La pornografía podemos considerarla todo material que exponiendo actos relacionados con el placer sexual buscan estimular al receptor suscitando en él o ella excitación y creando deseo o avivando experiencias similares encaminadas al disfrute corporal. Para muchas personas representa una forma de diversión o relajación, inofensiva. Otros que defienden a la pornografía, alegan que ha existido desde hace muchísimo tiempo, desde que el hombre inmortalizó a la venus de Willendorf y hasta nuestros días, todas las épocas y culturas han representado el erotismo y los actos sexuales como son: una parte innata de la sexualidad humana.

Vemos como es muy común que la publicidad muestre escenas sexualizadas, a veces empleando estereotipos de belleza (en los comerciales, nadie es negro, viejo, o feo, nadie está cansado o sufre de males aparentes) a través de estas imágenes a veces pronográficas es posible atraer una mayor clientela. Estos hechos se replican en programas televisivos, series de plataformas de streaming, películas, etc. Así, una gran parte de la sociedad está acostumbrada a interactuar con la pornografía sin mostrar crisis morales.

Por otra parte, los detractores de esta idea «positiva» de la pornografía, encontramos una gran variedad de argumentos. Podemos comenzar, con uno de los más fuertes, que se sustenta en las ideas de capitalismo salvaje. Si seguimos esta perspectiva, vemos que la pornografía, como muchas otras industrias que existen hoy en día, han tenido un efecto psicológico en nuestra conducta. Privilegiando el consumo de ésta, muchas personas tienen un acercamiento al acto sexual y erótico con un matiz altamente violento y considerado por los  seguidores de estas ideas, como salvaje y poco humano. Se propicia un punto de vista, donde las mujeres o sujetos pasivos del acto coital, son vistos como pedazos de carne, sin capacidad de establecer vínculos socioafectivos más complejos que el acto sexual. Lo cual no presentaría una realidad completa.

Ante lo anterior, hay que añadir que la industria pornográfica no es la mayor promotora de derechos humanos. Cabe mencionar que esta industria promueve ciertas conductas sexuales de riesgo a través de su programación, un claro ejemplo es el sexo sin protección (bareback). En la situación laboral, los actores no tienen dicha protección laboral y por lo mismo, muchas veces que filman un segmento pueden estar bajo efectos de sustancias como narcóticos o alcohol. Ante las actividades sexuales de alto riesgo, los actores de filmes pornográficos son propicios a contraer enfermedades venéreas como el VIH-SIDA, sífilis etc. Puede ser que los actores que vemos en pantalla ya estén muertos.

Concluyendo, es apreciable como la pornografía se ha convertido en una herramienta de la publicidad. Es cierto que buscamos huir del enfoque moralista, pero de algún modo nos remitimos a él. ¿No sería necesario que como cualquier otra industria se exigan derechos para sus trabajadores? ¿de qué manera es posible diferenciar entre la pornografía legal y aquella que es ilegal? ¿Que acciones toman los gobiernos en materia de censura? ¿cuando consumimos pornografía, estamos apoyando un sistema de explotación de los actores? ¿o simplemente son personas que se fueron entre las patas de esta industria?

¿Qué piensan ustedes?