La pornosiesta

Por Soniavaliente @soniavaliente_

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Lo habrán oído. Los españoles tenemos tres horas para comer y hacemos siesta a diario. Así nos ven. Así nos retrata The Daily Telegraph a pesar de los duros recortes que hemos tenido que soportar y que han dejado el Estado del Bienestar hecho unos zorros. Hasta el número dos de Merkel, Phillip Rösler, ha salido a la palestra para reconocer que España merece todo su respeto. Pero ni por ésas. La sarta de tópicos del diario británico de marras viene a colación de un informe que propone que España modifique su hora  y se acople al huso horario que le toca en aras de su productividad. Vamos que se acabaría aquello tan socorrido de la radio, de una hora menos en Canarias.

Así las cosas, comeríamos a la una, saldríamos de trabajar a las seis y tendríamos más tiempo para descansar, formarnos, conciliar, en suma, tiempo para vivir. Pero para lo de conciliar –con la pareja, dice-  ella se queda con la siesta.

Porque las siestas épicas del verano se inventaron para dejarse llevar. ¿Acaso hay un encuentro más pastoso, divertido y somnoliento?  El polvazo de la siesta es el que más pecados acapara: porque la pereza libra una lucha encarnizada con la lujuria. Y la gula se une al festín y, después, clama por la merecida dulce recompensa por la pérdida calórica.

Pero de esas batallas carnales, al contrario de lo que pueda pensar la pérfida Albión, cada vez menos. De hecho, un estudio del instituto alemán Institute for the Study of Labor, relaciona directamente el número de encuentros sexuales con los ingresos mensuales.

Según él, las personas que mantienen una media de cuatro relaciones ¡¡a la semana!! cobran más. Si apenas conoce a alguien que mantenga la pírrica media del coito semanal. Es cuestión de organización. Producir más en menos para tener más tiempo para fornicar. Lo de si es con el jefe o no, no se explicita en el informe. Ahora se lo explica todo. Y por qué nunca saldrá de pobre…